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fábrica textil.

La mayoría de los emigrantes de los años sesenta pertenecían a la generación de la postguerra, la misma que ha sufrido con más intensidad efectos del coronavirus. Fue la generación que levantó el país. Muchos tuvieron que buscarse la vida fuera de su tierra y emigrar. En el siglo XIX partieron muchos catalanes a “hacer las américas” pero en el siglo XX Barcelona también era punto de destino de emigrantes. En 1910 a la ciudad condal llegaban sobre todo catalanes de otras comarcas de Cataluña.

Diez años después (1920), el 11,5 % eran valencianos, el 9% aragoneses, el 5,4% murcianos y el 4,5% andaluces. Muchos de estos se quedaron en L´ Hospitalet del Llobregat, Santa Coloma, Sant Adrià, Sant Just o Esplugas del Llobregat.En 1930 Barcelona era ya la ciudad más poblada de España.

Los primeros emigrantes tras la guerra fueron los miles de republicanos que, temiendo ser represaliados, se vieron abocados a marchar a Argentina, Méjico o cruzando la frontera, pasar a Francia.

Y en la postguerra, la emigración del campo a la ciudad fue constante pero su apogeo llegó a partir de 1959.

El franquismo intentó regular los flujos migratorios a través del Instituto Español de Emigración para que el fenómeno no se descontrolase y evitar que saliesen del país las mujeres, los trabajadores especializados y los obreros conflictivos.

LA AUTARQUIA

La política autárquica franquista se basaba en que la economía española no dependiese de capital extranjero. Era el Estado el que lo controlaba todo: las divisas, las importaciones, regulaba los precios…

La industria, desde hacía más de cincuenta años, estaba concentrada sobre todo En Cataluña y el País Vasco. Éstas comunidades dependían en gran medida de materias primas importadas por lo que se quedaron prácticamente sin suministros de combustible y equipamientos y no pudieron modernizarse durante años.

Las empresas consideradas estratégicas fueron nacionalizadas y amparadas bajo el paraguas del INI fundado en 1941. Fue el nacimiento del Banco Exterior, Endesa, Enher, Enasa, Ensidesa o Seat.

La reforma agraria tan deseada por la izquierda En los últimos años, se difuminó tras la guerra civil al devolverse las tierras a sus legítimos propietarios. Los campesinos apenas podían comer de sus cosechas. Muchos eran jornaleros y su trabajo era estacional.

Hasta los años cincuenta las tareas del campo se hacían a base de esfuerzo, con arados, azadas. Las familias trabajadoras, a duras penas tenían lo justo para comer.

La política de control de precios había traído, sobre todo, hambre y cartillas de racionamiento. El país, seguía funcionando con una economía de guerra que fomentaba el estraperlo.

Las empresas acusaron la bajada del consumo, que compensaron con la bajada de salarios amparada por la ambigüedad de las normas laborales que favorecían las Centrales Nacionales Sindicalistas”.  Los obreros no tenían derecho de organización. El sindicalismo vertical mantenía a raya al sindicalismo obrero.

1959 EMPIEZA EL «DESARROLLISMO».

Los años sesenta fueron dejando atrás las penurias de la postguerra. En ese decenio los españoles se abrirán a la sociedad de consumo.

Eisenhauer y Franco en Madrid.

Los artífices de ese cambio fueron ciertos ministros tecnócratas, sobre todo Mariano Navarro Rubio, ministro de Hacienda, Albert Ullastres, ministro de Comercio, (ambos del Opus Dei) y Laureano López Rodó, secretario General de la Presidencia (1956).

España era básicamente agrícola, tenía una escasa competitividad industrial. El Plan de Estabilización pretendió liberalizar la economía estimulando la iniciativa privada y la apertura al exterior. Había que industrializar el país a toda costa y abrirse a sectores como el químico y la metalurgia.

Todo ello desembocó En un crecimiento sostenido de la economía hasta los años setenta. ¡Era el mayor crecimiento en toda Europa !. El régimen presentaba en el NODO la propaganda del llamado “milagro español”.

La coyuntura internacional era ideal gracias a los bajos precios de las materias primas, sobre todo el petróleo.

… y España era un buen lugar para invertir y obtener rápidos beneficios. Entraron grandes capitales sobre todo Estados Unidos, Suiza y En menor medida, de Alemania, Reino Unido, Francia y los Países Bajos.

!HAY QUE EMIGRAR!

Dos millones (1951-1960) de jóvenes se despidieron de sus familias para emigrar a las zonas donde se ofertaba más trabajo: Madrid, Barcelona, el Vallés o el País Vasco. Los pueblos empezaron a perder vecinos en aquellos años, hoy forman parte de la mal llamada “España vaciada”.

… otro millón y medio (1951-1960) emigraron hacia Europa decididos a pasar privaciones por un tiempo con tal de enviar dinero a sus familias y con la esperanza de volver a su pueblo en unos años con un buen capital y montar un negocio.

emigrantes

Su patria era su maleta. Marcharon sobre todo a Suiza, Alemania y Francia con los que el gobierno firmó acuerdos bilaterales para acoger escalonadamente a los emigrantes.

En 1961 el acuerdo con Francia daba facilidades a varones con contratos anuales… aunque la mayoría marcharon de forma ilegal a través de contactos con sus familiares ya establecidos o a través de redes clandestinas.

Partían para trabajar de temporeros para recoger fruta, en la construcción, la industria… y las mujeres, en el servicio doméstico.

El sector de la construcción vivió sus años dorados. Los pueblos de la costa cambiaron su fisionomía: crecieron a base de chalets, apartamentos y hoteles. Los turistas empezaron a traer divisas ayudando grandemente al desarrollo de la economía del país. El turismo se convirtió En el primer destino elegido por los europeos para pasar sus vacaciones. aquí tenían sol, playa, bajos precios…y exotismo !.

La España puritana quedó deslumbrada ante la evidencia de la libertad de costumbre que se vive en Europa. El pop y el rock fueron dejando atrás a la copla. Las minifaldas y los guateques empezaban a marcar la diferencia entre la generación de la postguerra y la nueva juventud.

La llegada masiva de emigrantes a las principales ciudades, dieron lugar bolsas de miseria. Se construyeron nuevos barrios para alojar a los recién llegados y empezaron a construirse sin pausa polígonos industriales

calle Artesania con calle Las Torres. Barcelona, mediados de los años sesenta del siglo XX.

A los pueblos llegaron ¡por fin! algunos tractores y cosechadoras para arrinconar muchos aperos de labranza y compensar en parte la falta de mano de obra.

LA EMIGRACION A BARCELONA

Frente a la histórica predisposición a la industria textil, se invirtió En nuevos sectores como la metalúrgia, la industria papelera, la química, cerámica, el sector energético y el de la construcción.

La población de la comarca del Baix Llobregat, de 1930 a 1970 se multiplicó por dieciocho. De 1940 a 1975 los emigrantes del Barcelonés, el Vallés Occidental y el Baix Llobregat representaban el 52.9% de la población total de Cataluña!

El crecimiento económico está ligado íntimamente ligado crecimiento demográfico.

El PIB catalán, de 1960 a 197,0 creció a un ritmo de un 7.9% anual. En quince años dobló su renta gracias a una mayor producción de bienes manufacturados y una mayor capacidad adquisitiva de la población gracias als “nous catalans”, como se refirió Paco Candel al hablar de los emigrantes.

EMIGRACIÓN E IDENTIDAD

La emigración siempre ha sido problemática: Por una parte los emigrantes vienen de diferentes referentes culturales que, lógicamente no quieren perder. Y por otra, los vecinos de se sienten invadidos por gentes que, para ellos, no aprecian ni su cultura ni su folklore y parecen no querer integrarse.  Ésto preocupaba mucho a los medios políticos catalanistas.

En 1959 Jordi Pujol llamó la atención sobre la desnacionalización por la masiva llegada de inmigrantes foráneos llegando a decir que “Cataluña estaba en lucha por su propia supervivencia”… entonces aún no se hablaba de “multiculturalidad…

En diez años (60-70) llegaron a Cataluña 7772.000 emigrantes:  más de 215.000  al Hospitalet. 82000 a Sabadell, 59.000 a Sant Feliu de Llobregat, 53.000 a Terrassa y 35000 a Mataró.

Al principio, la mayoría jóvenes solteros. Éstos podían empezar viviendo como realquilados. Otra opción era alojarse En las llamadas “Casas de dormir” o su versión oficial: los “Dormitorios Municipales” hasta que ahorrasen dinero para dar la entrada de un piso y, por fin, ser propietarios.

LOS PUESTOS DE TRABAJO

Los recién llegados a Barcelona en los sesenta, como pasa siempre, copaban los peores puestos de trabajo. Muchos acabaron en el sector del transporte al comprar a plazos un camión o una camioneta para trabajar de forma autónoma.

Otros trabajaban en lo que salía con la esperanza de ir mejorando la situación poco a poco para, por fin, colocarse En una fábrica y hacer horas extraordinarias.

La MTM era la mayor metalúrgica y necesitaba obreros cualificados. Un obrero cobraba de 9,2 a 12 pesetas diarias. Los catalanes copaban el 75€ de la plantilla ya que los emigrantes no tenían los conocimientos técnicos necesarios. En cambio Seat, de una plantilla de 27.000 trabajadores, sólo 4000 eran catalanes de nacimiento. El movimiento sindical En esta empresa fue especialmente potente.

LUCHA OBRERA

Mientras que En el campo el movimiento obrero nunca llegó a ser significativo. En las ciudades estaba volviendo a ser un gran problema… la patronal aún se acordaba de la huelga de La Canadiense (1919)

Otro factor que contribuyó enormemente a la pujanza económica del país fue la llegada del turismo. Se convirtió En el primer destino elegido por los europeos para pasar sus vacaciones. aquí tenían sol, playa, bajos precios…y exotismo.

La España puritana quedo deslumbrada ante la evidencia de la libertad de costumbre que se vive en Europa. El pop y el rock fueron dejando atrás a la copla. Las minifaldas y los guateques empezaban a marcar la diferencia entre la generación de la postguerra y la nueva juventud.

La Ley de Convenios colectivos de 1958 pretendió disuadir a los obreros de sus acciones huelguísticas poniendo un salario base y dando complementos vinculados a la productividad. No interesaba la negociación colectiva.

El aumento del número de parados fuerza al gobierno a implantar el subsidio de paro (1961), que hasta entonces no existía. Cubría el 75% del salario durante 6 meses para todos los afiliados al sistema equivalente a la Seguridad Social.

En 1963 se convocaron elecciones sindicales para elegir a los representantes de los trabajadores. Al año siguiente (1964) del entorno del PCE y del PSUC nació CCOO, Comisiones Obreras como sindicato independiente a fin de aunar los esfuerzos de diferentes sectores laborales frente a la patronal y exigirles aumentos salariales y el reconocimiento de sus representantes.

La gran ola de inmigrantes de los sesenta, trajo cambios estructurales en Barcelona. En menos de 10 años aparecieron nuevos barrios… pero de eso nos ocuparemos en un futuro video…


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AGRADECIMIENTOS

Francisco Andrés Burbano Trimiño, Migraciones internas del franquismo.

Arxiu Municipal de Sant Adrià del Besos.

Pedro Caparrós, Francesc Boldú

INMIGRACION ANDALUZA A CATALUÑA 1920 por Josep Martínez

La pell cremada

atalayar.com

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