En una época marcada por la pujanza industrial y el auge del textil, nació un coloso que transformaría para siempre el paisaje urbano y social de Sants: La España Industrial que se convertirá en la sociedad algodonera más importante del país y la mayor industria catalana.
En 1820 Maties Muntadas era aún un pequeño industrial de Igualada. Sus siete hijos crecieron rodeados del mundo de la industria textil y, conforme crecían, comenzaron a independizarse montando pequeños telares.
Su ambición lo llevó a tomar una decisión audaz: tras la Guerra de la Independencia envió a sus hijos Pau y Josep Antoni a conquistar Barcelona y Madrid, respectivamente. En 1828, Maties y su hijo Pau se unieron en sociedad bajo el nombre de Muntadas e Hijo, lo que les permitió abrir más fábricas. Su sede principal se ubicaba en la calle Tàpies, número 5.
Pau había alcanzado un gran éxito en su carrera. En 1829, ya era representante del ramo de los hilados en la Junta General de Fabricantes de Barcelona y, en 1832, se convirtió en presidente.
Su experiencia y conocimientos en la industria textil lo llevaron a viajar a Francia y Gran Bretaña en 1839 para conocer de primera mano los avances en la industria textil europea.
En 1840, Pau decidió ceder la dirección de sus empresas a sus hermanos menores para dedicarse a la banca. Fue uno de los promotores de la Caixa d’Estalvis i Mont de Pietat de Barcelona (1844). Los seis hermanos de Pau registraron la sociedad Pau Muntadas y Hermanos.
En 1841, compraron máquinas selfactinas y telares mecánicos impulsados por una máquina de vapor de veinte caballos de fuerza. Mientras tanto, construían una nueva fábrica en la calle de la Riereta.
A su vez, Josép Antoni Muntadas, viajaba a Madrid (1841) para abrir un almacén donde se vendian los tejidos fabricados en Barcelona. Se trataba de géneros blancos de algodón: manteles, cotís, percalinas, elefantes, hamburgos y guineanas. Tuvieron su propio stand en la Exposición Industrial de Barcelona en 1844.
Tras la crisis algodonera norteamericana de 1846-1847, los Muntadas fundaron en Madrid la sociedad «España Industrial, Sociedad Anónima Fabril y Mercantil» con el objetivo de expandirse en todo el país.
Los Muntadas planeaban levantar dos nuevas fábricas: una en Sants, que funcionaría con vapor, y otra en la localidad aragonesa de Ibdes, que aprovecharía la fuerza hidráulica de los ríos Mesa y Piedra. Sin embargo, la segunda fábrica nunca se construyó.
La Sociedad se constituyó con un capital inicial mixto de 50 millones de reales, provenientes de inversores madrileños miembros de la burguesía y catalanes del ramo textil pero sobre todo, la familia Muntadas.
La reducción de aranceles para la importación de productos extranjeros generó dudas sobre la rentabilidad del sector. Lo inversores madrileños vendieron sus acciones. Ante esta situación, se tomó la decisión de abandonar el proyecto de construir fábricas fuera de Cataluña.
En 1847 compraron unos terrenos junto a la Riera de Magoria, en el termino de Santa María de Sants que desde la construcción de la carretera a finales del siglo XVIII empezaba a desarrollarse como un suburbio industrial de Barcelona.
1849 SE ABRE LA FÁBRICA TEXTIL
La fábrica se inauguró el 1 de enero de 1849. En pocos años, se convirtió en la principal fuente de empleo de la localidad atrayendo también a cientos de familias de Barcelona. El domicilio social de la empresa estaba en la calle Nou de Sant Francesc, núm. 2, esquina con Escudellers, en Barcelona.
La planta estaba equipada con 21,000 husos de hilatura, la mayoría de los cuales eran selfactinas procedentes de Inglaterra y Francia y contaba con unos 1600 trabajadores, incluidos niños.
En Sants se la conocía como el «Vapor Nou» para diferenciarla del «Vapor Vell» de Güell, Ramis y Compañía, que había sido inaugurado en el mismo barrio siete años antes. La competencia entre ambas fábricas era inevitable.
Fue la primera fábrica de indianas en España en realizar el ciclo completo de producción del algodón, desde el hilado hasta el tejido.
El año 1854 estuvo marcado por la agitación social en Barcelona. El descontento obrero por las precarias condiciones laborales y los bajos salarios se intensificó, derivando en protestas y movimientos de huelga. El 3 de mayo Josep Sol i Padrís, ex director del Vapor Vell y recientemente nombrado director de la España Industrial, fue asesinado a manos de un grupo de obreros.
La maquinaria y los ingenieros los trajeron de Gran Bretaña y Alsacia. La estructura de columnas de hierro se encargó a la fundición de Valentí Esparó y Nicolas Tous, quienes, en unos años, abrirán con otros socios la Maquinista Terrestre y Marítima (1885). El vapor nou se convirtió en un referente de la arquitectura industrial de la época.
Los interiores lucían mármoles de Tarragona, cerámicas valencianas y maderas importadas de Nueva Orleans. La zona más lujosa era la Casa del Director de estilo neoclásico.
Con los años la fábrica creó un comedor social, un campo de fútbol y una guardería gratuita para los niños de sus trabajadores.
A partir de la década de 1930, la caída de las ventas, el aumento de la competencia y las dificultades para acceder a materias primas marcó su declive. La España Industrial fue absorbida por Hilaturas Monhair SA (1931).
La nueva dirección fundó (1934) el Club Deportivo España Industrial, el que después sería el C. D España, filial durante unos años del FC Barcelona. (1949)
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial la España Industrial se enfrentó a la competencia de las fibras sintéticas y la creciente globalización de la industria textil.
La sociedad tuvo que vender los solares de la fábrica de Sants (1969) y trasladar su producción a Mollet del Vallés. El futuro no pintaba nada bien. En 1981 La España Industrial cerró sus puertas definitivamente.
El solar de la fábrica fue adquirido por el Ayuntamiento de Barcelona, y en él se construyeron dos bloques de viviendas, un Polideportivo Municipal y el Parque de la España Industrial.
De la antigua fábrica aún se conservan el bosque de plátanos del parque, el Casinet de Hostafranch, la guardería Pau y la Casa del Mig.
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