EL HOTEL COLON DE PLAZA CATALUNYA

hotel Colón, Barcelona

El Gran Hotel Colón surgió como una evolución natural del exitoso establecimiento original. La transformación fue confiada al renombrado arquitecto Andreu Audet que fusionó los estilos modernista y art decó en la renovación del hotel. Audet derribó el primer piso para levantar dos plantas. La academia de billar se reconvirtió en restaurante.

El nuevo hotel, inaugurado el 20 de octubre de 1902. Contaba con 60 habitaciones, peluquería, salón de lectura y un servicio de carruajes para sus huéspedes.

Era mucho más grande y espectacular que los otros grandes hoteles de la ciudad: el Cuatro Naciones, El Continental, el hotel Falcón, el Oriente, el Inglaterra o el España.

Entre las obras de Audet podemos citar el Teatro Apolo y El Teatro Onofri ,actualmente Condal, el dancing Edén Concert en la calle Nou de la Rambla y el impresionante Casino de l’Arrabassada en el Tibidabo.

1916 REFORMA DEL HOTEL

En 1916 Enric Sagnier y su hijo volvieron a reformar el hotel. Ramón Pou quedó como propietario único ya que Vilaseca no pudo sufragar las costosas obras. El resultado fue un imponente edificio novecentista de siete plantas con 200 habitaciones. El nuevo hotel conservaba la esencia de su predecesor, manteniendo los amplios ventanales del café en la planta baja que ahora se integraban en una fachada de tres pisos. La esquina con Passeig de Gràcia se coronaba con una vistosa cúpula.

1918 REINAUGURACIÓN DEL HOTEL

Se reinauguró en 1918. En su fachada Llamaba la atención unas enormes letras con el nombre del hotel. Cuentan que a los barceloneses de la época les causaba admiración el portero del hotel, un enorme ruso llamado Wladimir, que lucía el uniforme como nadie. También era una institución Elisa, la florista.

1924 EL HOTEL CAMBIA DE MANOS

En 1924, un grupo de inversores, liderado por Lluís Plandiura y el restaurador Miquel Regàs, adquirió el hotel. Regàs asumió la dirección durante un año, coincidiendo con un hito histórico: la inauguración de la emisora EAJ-1 -Radio Barcelona, la primera emisora radio registrada en España.

Se pusieron potentes altavoces en su terrado para que todos los transeúntes de la plaza pudiesen oír por primera vez en su vida la radio instalada en la sala de baterías de la cúpula.

Rossend Ribas fue nombrado director del hotel en 1929. Durante su gestión, el hotel se transformó en un punto de encuentro de la ciudad, donde se celebraban animadas tertulias en diversos espacios, como la terraza, la cafetería, el bar americano y un restaurante.

SUS TERTULIAS

La brasserie era el punto de encuentro de la ‘Peña de los Juegos’, un grupo de intelectuales que incluía a Narcís Oller, Joan Maria Guasch, Eduard Toda, Joaquim Cabot y Josep Maria Segarra

Años más tarde, alrededor de una mesa, Sebastià Guasch confraternizaba con artistas y escritores de la talla de Josep Vicenç Foix, Fernando Díaz-Plaza, Salvador Dalí… Y cuando visitaba la ciudad, el propio Federico García Lorca

Lluís Plandiura era un gran coleccionista de arte y vocal de la junta de la Exposición Internacional. Entorno a él se reunía en el hotel la peña de ‘Los artistas’ a la que muchos llamaban, ‘La voz de su amo’: Xavier Nogués, Frederic Mompou, Joan Borrell i Nicolau, Francesc Labarta y Josep Dunyach.

El Hotel Colón era mucho más que un lugar de encuentro para artistas. También era un espacio donde se reunían empresarios y políticos de renombre como Rómulo Bosch i Alsina, alcalde de la ciudad e impulsor del puerto de Barcelona.

De cara a la exposición se abrió un bar americano con un barman de primera categoría y la Bodega Andaluza, un cabaret encargado al decorador y escenógrafo Oleguer Junyent. Su cuadro flamenco encantó a los visitantes extranjeros. Fue aquí donde las barcelonesas que pasaban por la puerta… ! vieron por primera vez a mujeres extranjeras cruzando las piernas y fumando!!

El hotel acogió a personalidades de renombre internacional: el rey Cristian X de Dinamarca, el príncipe Kuni Kuniyoshi de Japón, el escritor Paul Morand, la actriz María Guerrero, Einstein, Winston Churchill, Manuel Azaña o el boxeador Paulino Urkuzun (1926).

EL HOTEL EN LA GUERRA CIVIL

El 19 de julio de 1936 el hotel se convirtió en escenario de los dramáticos acontecimientos que marcaron el inicio de la Guerra Civil en Barcelona. Inicialmente, un grupo de militares sublevados se atrincheró en el edificio, intentando apoyar el golpe de estado. Su ocupación fue un “visto y no visto”, ya que las fuerzas leales a la República lograron recuperar rápidamente el control del hotel, arrestando a los insurrectos.

Confiscado durante la guerra, el hotel experimentó una transformación radical. Se convirtió en la sede central del Comité Ejecutivo de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Además, sirvió como punto de control del PSUC, con sus característicos retratos de Lenin y Stalin presidiendo la fachada y proclamando su ideología al mundo. Las pancartas y símbolos revolucionarios fueron reemplazados por la parafernalia falangista tras el triunfo de Franco.

Durante la contienda, el edificio había sufrido daños considerables, además, su fuerte asociación con el bando republicano lo convirtió en un símbolo incómodo para el nuevo régimen.

Aunque Eusebi Bona i Puig (1941) planteó un proyecto de reforma, acabó derruido. El solar permaneció vacío durante algunos años. En la década de 1940, se construyó un nuevo edificio de estilo clasicista para el Banco Español de Crédito, que actualmente alberga la Apple Store.

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LA «CARABELA» DEL PUERTO DE BARCELONA

la carabela de Colón del puerto de Barcelona.

En Barcelona se han hecho tres réplicas de la nao Santa María, pero ninguna es la icónica carabela que se suele recordar. La primera fue construida en 1926 en Cádiz para la Exposición Iberoamericana de 1929. La más conocida, sin embargo, es la «carabela del puerto» de Barcelona, creada en 1951 en Valencia para la película Alba de América y posteriormente donada a la ciudad.

Exhibida en el puerto junto al monumento a Colón, se convirtió en un símbolo de la ciudad, visitada por generaciones de barceloneses hasta que fue blanco de varios atentados de Terra Lliure en 1990. Los ataques la dañaron gravemente y, debido a los altos costos de reparación, fue hundida discretamente en 1992 frente a Calella.

Otras réplicas destacadas incluyen la construida en 1963 para la Feria Mundial de Nueva York y la de 1968, encargada por Venezuela y exhibida en Caracas hasta 2008. En 1991, se creó una nueva réplica para conmemorar el V Centenario del Descubrimiento de América, financiada por la Fundación Santa María y llevada a Japón, donde sufrió un incendio en 2004.

Mientras tanto, en Huelva, se desarrolló un proyecto para construir tres naves más precisas históricamente, que llegaron a Barcelona en 1990, en un evento importante que contó con la presencia del Rey Juan Carlos I y otras autoridades.

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LA HUELGA DE ALQUILERES DE 1931

1931 huelga de alquileres de Barcelona

La huelga de alquileres de Barcelona en 1931 fue un evento significativo en la historia social y política de la ciudad, surgido en un contexto de rápido crecimiento demográfico y crisis económica. Entre 1920 y 1930, Cataluña recibió alrededor de 350,000 inmigrantes, atraídos principalmente por la demanda de mano de obra para la construcción del metro de Barcelona y la Exposición Universal de 1929[1][2].

## Antecedentes

La inmigración masiva provocó una gran presión sobre la vivienda en Barcelona. Para 1930, la ciudad se había convertido en la más poblada de España, con más del 56% de su población nacida fuera. Las principales regiones de origen de los inmigrantes fueron Valencia, Aragón, Murcia y Andalucía[2].

Para hacer frente a la creciente demanda de vivienda, el Instituto Municipal de la Vivienda construyó entre 1928 y 1931 las primeras barriadas obreras conocidas como «casas baratas». Sin embargo, estas viviendas solían carecer de servicios básicos y estaban alejadas del centro de la ciudad.

## Crisis económica y aumento de tensiones

La situación empeoró tras la Exposición Internacional de 1929 y la subsiguiente crisis económica. La inflación y el desempleo aumentaron, especialmente en el sector de la construcción, lo que llevó a que los alquileres llegaran a consumir hasta el 40% del salario de los obreros.

## Origen y desarrollo de la huelga

El catalizador de la huelga surgió en octubre de 1930 en la Barceloneta, donde los trabajadores de la Maquinista comenzaron a movilizarse para resistir desahucios y exigir alquileres más justos. El Sindicato de la Construcción de la CNT proporcionó el impulso decisivo a la huelga, ya que un 40% de sus 30,000 afiliados se habían quedado en paro tras la Exposición Universal de 1929.

La huelga se expandió rápidamente tras la proclamación de la Segunda República en abril de 1931. El 1 de mayo, la CNT organizó un mitin y una asamblea bajo el lema «Primero de Mayo contra el paro, la inflación y por la rebaja de los alquileres», con 150,000 personas manifestándose ante la Plaza Sant Jaume.

## Demandas y tácticas

Las demandas de los huelguistas incluían:

– Reducción del 40% en los alquileres
– Uso del depósito como primer pago mensual
– Exenciones para desempleados
– Mejoras en la habitabilidad de las viviendas
– Servicios básicos como escuelas, centros médicos y transporte público

Las tácticas de los huelguistas incluían:

– Reconexión de suministros cortados por los caseros
– Reocupación de viviendas tras desahucios
– Amenazas a caseros y alguaciles

## Reacción de las autoridades y propietarios

La Cámara Oficial de la Propiedad Urbana de Barcelona (COPUB) presionó al gobierno para reprimir a los huelguistas, argumentando que 100,000 pequeños propietarios no podían cobrar sus rentas. El gobierno respondió con medidas represivas:

– Ilegalización de la Comisión de Defensa Económica
– Prohibición de mítines
– Detención de líderes del movimiento

## Escalada del conflicto

La situación se agravó en agosto de 1931 cuando Josep Oriol Anguera de Sojo fue nombrado gobernador civil provisional de Barcelona. Sus acciones provocaron una huelga general que movilizó a 300,000 obreros. El gobierno declaró la ley marcial y envió buques de guerra con guardias civiles, resultando en una decena de muertos y más de 300 detenidos.

## Desenlace y consecuencias

La huelga terminó oficialmente en diciembre de 1931, aunque algunas familias continuaron sin pagar alquiler hasta 1948. A pesar de no lograr todos sus objetivos, la huelga tuvo algunos efectos positivos:

– Los caseros no aumentaron los precios
– Se acordaron rebajas en los alquileres
– Se perdonaron meses impagados

Sin embargo, la huelga también aceleró la aprobación de la Ley de Defensa de la República, que otorgaba amplios poderes a las autoridades para reprimir huelgas y asambleas.

## Impacto y legado

La huelga de alquileres de Barcelona de 1931 fue un evento significativo que reflejó las tensiones sociales y económicas de la época. Demostró la capacidad de organización de los trabajadores y la fuerza del movimiento anarquista en Cataluña. Aunque no logró todos sus objetivos, la huelga consiguió algunas mejoras en las condiciones de vivienda y alquiler para los trabajadores, y dejó un legado duradero en la historia del movimiento obrero español.

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LA ESPAÑA INDUSTRIAL

España Industrial

En una época marcada por la pujanza industrial y el auge del textil, nació un coloso que transformaría para siempre el paisaje urbano y social de Sants: La España Industrial que se convertirá en la sociedad algodonera más importante del país y la mayor industria catalana.

En 1820 Maties Muntadas era aún un pequeño industrial de Igualada. Sus siete hijos crecieron rodeados del mundo de la industria textil y, conforme crecían, comenzaron a independizarse montando pequeños telares.

Su ambición lo llevó a tomar una decisión audaz: tras la Guerra de la Independencia envió a sus hijos Pau y Josep Antoni a conquistar Barcelona y Madrid, respectivamente. En 1828, Maties y su hijo Pau se unieron en sociedad bajo el nombre de Muntadas e Hijo, lo que les permitió abrir más fábricas. Su sede principal se ubicaba en la calle Tàpies, número 5.

Pau había alcanzado un gran éxito en su carrera. En 1829, ya era representante del ramo de los hilados en la Junta General de Fabricantes de Barcelona y, en 1832, se convirtió en presidente.

Su experiencia y conocimientos en la industria textil lo llevaron a viajar a Francia y Gran Bretaña en 1839 para conocer de primera mano los avances en la industria textil europea.

En 1840, Pau decidió ceder la dirección de sus empresas a sus hermanos menores para dedicarse a la banca. Fue uno de los promotores de la Caixa d’Estalvis i Mont de Pietat de Barcelona (1844). Los seis hermanos de Pau registraron la sociedad Pau Muntadas y Hermanos.

En 1841, compraron máquinas selfactinas y telares mecánicos impulsados por una máquina de vapor de veinte caballos de fuerza. Mientras tanto, construían una nueva fábrica en la calle de la Riereta.

A su vez, Josép Antoni Muntadas, viajaba a Madrid (1841) para abrir un almacén donde se vendian los tejidos fabricados en Barcelona. Se trataba de géneros blancos de algodón: manteles, cotís, percalinas, elefantes, hamburgos y guineanas. Tuvieron su propio stand en la Exposición Industrial de Barcelona en 1844.

Tras la crisis algodonera norteamericana de 1846-1847, los Muntadas fundaron en Madrid la sociedad «España Industrial, Sociedad Anónima Fabril y Mercantil» con el objetivo de expandirse en todo el país.

Los Muntadas planeaban levantar dos nuevas fábricas: una en Sants, que funcionaría con vapor, y otra en la localidad aragonesa de Ibdes, que aprovecharía la fuerza hidráulica de los ríos Mesa y Piedra. Sin embargo, la segunda fábrica nunca se construyó.

La Sociedad se constituyó con un capital inicial mixto de 50 millones de reales, provenientes de inversores madrileños miembros de la burguesía y catalanes del ramo textil pero sobre todo, la familia Muntadas.

La reducción de aranceles para la importación de productos extranjeros generó dudas sobre la rentabilidad del sector. Lo inversores madrileños vendieron sus acciones. Ante esta situación, se tomó la decisión de abandonar el proyecto de construir fábricas fuera de Cataluña.

En 1847 compraron unos terrenos junto a la Riera de Magoria, en el termino de Santa María de Sants que desde la construcción de la carretera a finales del siglo XVIII empezaba a desarrollarse como un suburbio industrial de Barcelona.

1849 SE ABRE LA FÁBRICA TEXTIL

La fábrica se inauguró el 1 de enero de 1849. En pocos años, se convirtió en la principal fuente de empleo de la localidad atrayendo también a cientos de familias de Barcelona. El domicilio social de la empresa estaba en la calle Nou de Sant Francesc, núm. 2, esquina con Escudellers, en Barcelona.

La planta estaba equipada con 21,000 husos de hilatura, la mayoría de los cuales eran selfactinas procedentes de Inglaterra y Francia y contaba con unos 1600 trabajadores, incluidos niños.

En Sants se la conocía como el «Vapor Nou» para diferenciarla del «Vapor Vell» de Güell, Ramis y Compañía, que había sido inaugurado en el mismo barrio siete años antes. La competencia entre ambas fábricas era inevitable.

Fue la primera fábrica de indianas en España en realizar el ciclo completo de producción del algodón, desde el hilado hasta el tejido.

El año 1854 estuvo marcado por la agitación social en Barcelona. El descontento obrero por las precarias condiciones laborales y los bajos salarios se intensificó, derivando en protestas y movimientos de huelga. El 3 de mayo Josep Sol i Padrís, ex director del Vapor Vell y recientemente nombrado director de la España Industrial, fue asesinado a manos de un grupo de obreros.

La maquinaria y los ingenieros los trajeron de Gran Bretaña y Alsacia. La estructura de columnas de hierro se encargó a la fundición de Valentí Esparó y Nicolas Tous, quienes, en unos años, abrirán con otros socios la Maquinista Terrestre y Marítima (1885). El vapor nou se convirtió en un referente de la arquitectura industrial de la época.

Los interiores lucían mármoles de Tarragona, cerámicas valencianas y maderas importadas de Nueva Orleans. La zona más lujosa era la Casa del Director de estilo neoclásico.

Con los años la fábrica creó un comedor social, un campo de fútbol y una guardería gratuita para los niños de sus trabajadores.

A partir de la década de 1930, la caída de las ventas, el aumento de la competencia y las dificultades para acceder a materias primas marcó su declive. La España Industrial fue absorbida por Hilaturas Monhair SA (1931).

La nueva dirección fundó (1934) el Club Deportivo España Industrial, el que después sería el C. D España, filial durante unos años del FC Barcelona. (1949)

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial la España Industrial se enfrentó a la competencia de las fibras sintéticas y la creciente globalización de la industria textil.

La sociedad tuvo que vender los solares de la fábrica de Sants (1969) y trasladar su producción a Mollet del Vallés. El futuro no pintaba nada bien. En 1981 La España Industrial cerró sus puertas definitivamente.

El solar de la fábrica fue adquirido por el Ayuntamiento de Barcelona, y en él se construyeron dos bloques de viviendas, un Polideportivo Municipal y el Parque de la España Industrial.

De la antigua fábrica aún se conservan el bosque de plátanos del parque, el Casinet de Hostafranch, la guardería Pau y la Casa del Mig.

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