En 1926, el visionario Carles Buigas, junto a sus colaboradores Ramón Calzada y Josep M. Roda, concibieron la idea de construir un transbordador aéreo que conectara el puerto de Barcelona con la ladera de Montjuic, donde se ubicaba la sección marítima de la Exposición Internacional de 1929.

1928 PRESENTACIÓN DEL PROYECTO

Una vez conseguido el capital necesario, en 1928 se presentó oficialmente el proyecto. Sin embargo, dado que no daba tiempo para inaugurarlo antes de la exposición, Buigas decidió vender su participación en el proyecto a Josep M. Roda.

Roda, junto al restaurador Esteve Sala Canadell, solicitaron la concesión al Ayuntamiento de Barcelona. El proyecto técnico fue firmado por el ingeniero y doctor Joan Deulofeu, y la empresa alemana Adolf Bleichert, representada por el ingeniero Frederic Gründel, se encargó del desarrollo.

El recorrido del teleférico de Montjuic es de aproximadamente 10 minutos y cubre una distancia de 1292 metros, ofreciendo una de las mejores vistas del litoral de Barcelona.

ESTRUCTURA DE LA LINEA

El primer tramo conecta la explanada de Miramar en Montjuic con una torre de 57 metros en el eje del muelle de Barcelona. El segundo tramo conecta la torre del muelle de Barcelona con otra torre idéntica en el Muelle Nuevo, cerca del Casino de San Sebastián.

El Ayuntamiento de Barcelona otorgó la concesión para el transbordador aéreo el 13 de noviembre de 1928, permitiendo que este proyecto innovador se convirtiera en realidad.

El 6 de mayo de 1929, se constituyó la sociedad “Ferrocarril Aéreo de San Sebastián-Miramar, S.A.” con un capital inicial de 3.250.000 pesetas, preparándose para llevar a cabo el proyecto del teleférico.

TORRE DE SAN SEBASTIAN

La torre de San Sebastián contaba con una plataforma de 13 metros que conectaba directamente con el casino, un andén de 73 metros destinado a atracciones y el restaurante “Horta Valenciana”, con capacidad para 300 comensales y especializado en paellas, promovido por Esteve Sala.

1931 INAUGURACIÓN DEL TELEFÉRICO

El teleférico se inauguró el sábado 11 de septiembre de 1931. Después del acto inaugural, se sirvió un lunch a los invitados en el restaurante de la torre de Jaime I.

SUS TARIFAS

Las tarifas para utilizar el teleférico eran las siguientes: 1 peseta para un trayecto a medio camino, 1,60 pesetas para un trayecto completo y 0,30 pesetas solo para los ascensores de acceso a las dos torres.

En sus inicios, el transbordador aéreo tuvo una rentabilidad relativamente baja debido a que conectaba lugares poco concurridos entre semana y durante las temporadas de otoño e invierno. A pesar de la euforia inicial, la sociedad explotadora enfrentó desafíos financieros.

CONCESIÓN POR 99 AÑOS

El 25 de febrero de 1932, el Ministerio de Obras Públicas otorgó a la sociedad explotadora la concesión de la línea por un plazo de 99 años, brindando una oportunidad para que el proyecto se recuperara.

CRISIS Y SUSPENSIÓN DEL SERVICIO

Durante la década de 1930, la reducción del canon y el convenio transaccional con el Ayuntamiento permitieron a la sociedad continuar operando, aunque seguían en números rojos. La situación financiera empeoró aún más durante la Guerra Civil, cuando el servicio se suspendió y la infraestructura se dañó. Se planteó incluso su desmantelamiento.

RENACIMIENTO EN LA DÉCADA DE 1950

En la década de 1950, el transbordador aéreo resurgió de sus cenizas. Se otorgó una nueva concesión y la infraestructura fue renovada. Durante los meses de verano y Semana Santa, la afluencia de pasajeros era especialmente alta, gracias a la promoción de las playas y la montaña de Montjuïc.

AMPLIACIÓN DEL RESTAURANTE

En 1964, el nuevo propietario del restaurante L´Ast, Lluís Roig Carreras, presentó una propuesta para ampliar la superficie del restaurante. La superficie inicial de 471,52 m2 se amplió a 603,55 m2, y se fijó un canon anual de 500.000 pesetas por la ocupación de los terrenos municipales donde se ubicaba el restaurante.

DECLIVE EN LOS AÑOS SETENTA

Sin embargo, la sombra de la decadencia comenzó a cernirse sobre el transbordador aéreo a partir de la década de 1970. La pérdida de interés por parte de los socios, las dificultades de gestión desde Berga y el aumento de los costes operativos erosionaron gradualmente su rentabilidad.

PROBLEMAS FINANCIEROS Y CAMBIO DE PROPIETARIO

En 1975, el canon anual del teleférico de Barcelona alcanzó las 156.000 pesetas. A pesar de las inversiones en mejoras (nuevos ascensores, cables y maquinaria), la empresa no lograba cubrir los costes. Ese mismo año, Teleféricos de Barcelona, S.A. lo alquiló al propietario del Hotel Suizo, quien lo explotó durante un año. Al año siguiente (1976), el teleférico pasó a manos de Parque de Atracciones, S.A., propietaria del parque de atracciones de Montjuïc.

El restaurante L’Ast, por su parte, continuó operando bajo la gestión de Lluís Roig Carreras hasta el final de su contrato el 1 de junio de 1978. En 1991, Parque de Atracciones, S.A. finalizó su contrato de arrendamiento del transbordador aéreo, y la gestión volvió a manos de Teleféricos de Barcelona, S.A.

A pesar de la designación de Barcelona para los Juegos Olímpicos de 1992, el número de usuarios del transbordador aéreo no aumentó, debido a la mala ubicación de la estación superior de Miramar, alejada de la Anilla Olímpica.

1996 REAPERTURA

La reapertura del transbordador aéreo en 1996 coincidió con la conversión del Port Vell en un centro de ocio y cultura. La remodelación de la torre de San Sebastián quedó pendiente. En 1999, se inauguró el World Trade Center en el Moll de Barcelona, completando la renovación de la antigua zona portuaria.

Durante el año 2000, la torre de San Sebastián fue completamente rehabilitada y el cableado de la línea renovado. Dos años más tarde se inauguró un restaurante en esta torre. En la torre de Jaume I ya se había instalado desde 2000 un restaurante del grupo Tragaluz. En cuanto a la estación de Miramar, el restaurante L’Ast fue traspasado en 2001 a una empresa que lo convirtió en un restaurante chino.


Fotos: Adolfo Zerkowitz, Arxiu Fotogràfic de Barcelona, Blog Friendly Rentals, Carlos Pérez de Rozas, Ricard Fernández Valentí.

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EL TRANSBORDADOR AÉREO DEL PUERTO

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