LA MANCOMUNITAT

A principios del siglo XX, en Cataluña surgió una iniciativa que, aunque tímida, pretendía que la región pudiera gestionar mejor su pasta y sus asuntos sin tener que pasar por el filtro de los burócratas de la capital.

Hablamos de la Mancomunitat de Catalunya, un invento que vio la luz en 1914 y que, pese a sus muchas limitaciones, fue una bocanada de aire fresco para la modernización del territorio. Claro que todo esto duró lo que dura un caramelo en la puerta de un colegio porque, en cuanto un dictador decidió que aquello era peligroso para la unidad de España, la cosa acabó fulminada.

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EL GASÓMETRO Y LA SOCIEDAD Y LA SOCIEDAD PARA EL ALUMBRADO POR GAS

torre de les aigues y gasometro

En 1841, Charles Lebon y Pedro Gil Babot obtuvieron el primer contrato de alumbrado público por gas en España para Barcelona, fundando en 1843 la Sociedad Catalana para el Alumbrado por Gas. La fábrica de gas en la Barceloneta cerró definitivamente en 1971 con la llegada del gas natural, y posteriormente los terrenos fueron cedidos a la ciudad, convirtiéndose en el parque de la Barceloneta en 1996.

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EL HOTEL INTERNACIONAL DE 1888

gran hotel internacional de 1888 Barcelona

Barcelona estaba patas arriba para su puesta de largo internacional. En 1888 se iba a celebrar e la ciudad la Exposición Universal. La ciudad que aún no tenía experiencia para organizar eventos internacionales, carecía de plazas hoteleras de calidad para recibir a visitantes ilustres por lo que el gobierno.

Previendo la masiva afluencia de visitantes, se decidió construir un grandioso y flamante hotel para aumentar la disponibilidad de alojamiento de calidad. Nos referimos al Hotel Internacional de Barcelona.

LAS EXPOSICIONES UNIVERSALES

Las Exposiciones Universales se erigían como escaparates para que las ciudades exhibieran su pujanza industrial, artesanal y artística al mundo. Londres, pionera en 1851, había sido seguida por París, Viena, Amberes, Liverpool y Filadelfia. Barcelona, como líder industrial de España, solo necesitaba un impulso para darse a conocer en el extranjero.

En 1888 España gobernaba Práxedes Mateo Sagasta bajo la regencia monárquica de María Cristina viuda del rey Alfonso XII y madre de Alfonso XIII. Barcelona había llegado a los 530.000 habitantes gracias a la entrada de numerosa mano de obra de otras regiones.

EL PROYECTO

El catalizador de esta proyección internacional fue Eugenio Serrano de Casanova, un exmilitar carlista gallego afincado en la ciudad. Inspirado por las exposiciones europeas que había visitado, presentó una propuesta al Ayuntamiento en junio de 1885.

El consistorio, viendo el potencial del proyecto, firmó un convenio cediendo los terrenos de la antigua ciudadela borbónica, demolida en 1869 y, en parte, reconvertida en jardín público por el General Prim. La fecha prevista para la Exposición Universal se fijó entre septiembre de 1887 y abril de 1888.

Los republicanos y catalanistas liderados por Valentí Almirall, se manifestaron en contra de la Exposición, por considerarla la expresión del pacto de la burguesía catalana con la monarquía centralista. Era el reflejo de la buena relación entre la restaurada monarquía y la burguesía industrial catalana, que había apoyado el regreso monárquico.

Al principio se concibió como una iniciativa privada, Sin embargo, el lento avance de las obras y las deficiencias estructurales en los pocos edificios construidos, llevaron al alcalde, Francesc de Paula Rius i Taulet, a tomar las riendas en abril de 1887, aportando 500.000 pesetas para salvar el proyecto.

Fue organizada principalmente el «Comité de los Ocho» entre los que estaban Francesc Rius i Taulet (alcalde), Elies Rogent, Lluís Rouvière, Manuel Girona, Manuel Duran i Bas, Josep Ferrer i Vidal, Claudio López Bru (Marqués de Comillas) y Carles Pirozzini.

1888 LA CONSTRUCCIÓN

El Ayuntamiento de Barcelona busco asesoramiento en el reconocido hostelero suizo César Ritz e inmediatamente se convocó un concurso público. El Ayuntamiento cedería un terreno ganado al mar en el nuevo Paseo de Colón, frente al edificio de la Capitanía General.

El hotel debería tener una categoría superior y reunir las mejores condiciones de comodidad y lujo y la empresa adjudicataria del concurso debería abonar al Ayuntamiento un canon anual. Además el hotel debería estar terminado para su apertura al público antes de la fecha de inauguración de la Exposición Universal.

MEDIDAS COLOSALES

Constaba de planta baja y cuatro pisos de altura. Cada planta tenía 5.250 metros cuadrados. Podía acoger más de 1000 huéspedes, distribuidos en 600 habitaciones y 30 apartamentos para familias numerosas.

En el centro, se encontraba un gran café restaurante. En el primer piso estaban las oficinas y 856 apartamentos. La construcción comenzó a mediados de diciembre de 1887 y finalizó el 14 de febrero de 1888, aunque los acabados interiores y la decoración se prolongaron hasta finales de marzo de ese año. En realidad se construyó con materiales de baja calidad sabiendo que el hotel debía ser derruido tras la exposición.

La Exposición Universal de 1888 se celebró en la ciudad de Barcelona entre el 8 de abril y el 9 de diciembre de ese año, atrayendo a unos 425,000 visitantes, nacionales y extranjeros.

El 20 de mayo de 1888 a las 16 horas se inauguró oficialmente presidida por Alfonso XIII (que tenía dos años), la reina regente María Cristina, la princesa de Asturias María de las Mercedes, la infanta María Teresa, el presidente del consejo de ministros Práxedes Mateo Sagasta, y el alcalde de Barcelona Francesc Rius i Taulet.

Se exhibieron los últimos avances en Ciencias, Artes, Agricultura, Comercio e Industria. Los barceloneses vieron por primera vez un rudimentario coche, un teléfono o una bombilla. También se organizó paralelamente en septiembre en el Salón Eslava el Primer Congreso Internacional Espiritista, abogando por la enseñanza de las ciencias ocultas.

1889 LA DEMOLICIÓN

Tras el evento tocaba derruir el más impresionante hotel de la ciudad, tal como había sido planeado. Muchos ciudadanos e intelectuales abogaron por indultar al hotel de su demolición. Consideraban que no tenía sentido derribar una obra tan hermosa.

Aunque los acabados iniciales parecían excelentes, los materiales utilizados no eran duraderos. Además, el hotel se había construido en terrenos prestados por la Junta del Puerto para el evento, lo que hacía impracticable desmontarlo y reconstruirlo en otro lugar.

Finalmente, poco después de la conclusión de la Exposición, en 1889 se derruyó del hotel. Aunque su vida fue breve, dejó una huella en la historia de la ciudad.

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LA ESPAÑA INDUSTRIAL

España Industrial

En una época marcada por la pujanza industrial y el auge del textil, nació un coloso que transformaría para siempre el paisaje urbano y social de Sants: La España Industrial que se convertirá en la sociedad algodonera más importante del país y la mayor industria catalana.

En 1820 Maties Muntadas era aún un pequeño industrial de Igualada. Sus siete hijos crecieron rodeados del mundo de la industria textil y, conforme crecían, comenzaron a independizarse montando pequeños telares.

Su ambición lo llevó a tomar una decisión audaz: tras la Guerra de la Independencia envió a sus hijos Pau y Josep Antoni a conquistar Barcelona y Madrid, respectivamente. En 1828, Maties y su hijo Pau se unieron en sociedad bajo el nombre de Muntadas e Hijo, lo que les permitió abrir más fábricas. Su sede principal se ubicaba en la calle Tàpies, número 5.

Pau había alcanzado un gran éxito en su carrera. En 1829, ya era representante del ramo de los hilados en la Junta General de Fabricantes de Barcelona y, en 1832, se convirtió en presidente.

Su experiencia y conocimientos en la industria textil lo llevaron a viajar a Francia y Gran Bretaña en 1839 para conocer de primera mano los avances en la industria textil europea.

En 1840, Pau decidió ceder la dirección de sus empresas a sus hermanos menores para dedicarse a la banca. Fue uno de los promotores de la Caixa d’Estalvis i Mont de Pietat de Barcelona (1844). Los seis hermanos de Pau registraron la sociedad Pau Muntadas y Hermanos.

En 1841, compraron máquinas selfactinas y telares mecánicos impulsados por una máquina de vapor de veinte caballos de fuerza. Mientras tanto, construían una nueva fábrica en la calle de la Riereta.

A su vez, Josép Antoni Muntadas, viajaba a Madrid (1841) para abrir un almacén donde se vendian los tejidos fabricados en Barcelona. Se trataba de géneros blancos de algodón: manteles, cotís, percalinas, elefantes, hamburgos y guineanas. Tuvieron su propio stand en la Exposición Industrial de Barcelona en 1844.

Tras la crisis algodonera norteamericana de 1846-1847, los Muntadas fundaron en Madrid la sociedad «España Industrial, Sociedad Anónima Fabril y Mercantil» con el objetivo de expandirse en todo el país.

Los Muntadas planeaban levantar dos nuevas fábricas: una en Sants, que funcionaría con vapor, y otra en la localidad aragonesa de Ibdes, que aprovecharía la fuerza hidráulica de los ríos Mesa y Piedra. Sin embargo, la segunda fábrica nunca se construyó.

La Sociedad se constituyó con un capital inicial mixto de 50 millones de reales, provenientes de inversores madrileños miembros de la burguesía y catalanes del ramo textil pero sobre todo, la familia Muntadas.

La reducción de aranceles para la importación de productos extranjeros generó dudas sobre la rentabilidad del sector. Lo inversores madrileños vendieron sus acciones. Ante esta situación, se tomó la decisión de abandonar el proyecto de construir fábricas fuera de Cataluña.

En 1847 compraron unos terrenos junto a la Riera de Magoria, en el termino de Santa María de Sants que desde la construcción de la carretera a finales del siglo XVIII empezaba a desarrollarse como un suburbio industrial de Barcelona.

1849 SE ABRE LA FÁBRICA TEXTIL

La fábrica se inauguró el 1 de enero de 1849. En pocos años, se convirtió en la principal fuente de empleo de la localidad atrayendo también a cientos de familias de Barcelona. El domicilio social de la empresa estaba en la calle Nou de Sant Francesc, núm. 2, esquina con Escudellers, en Barcelona.

La planta estaba equipada con 21,000 husos de hilatura, la mayoría de los cuales eran selfactinas procedentes de Inglaterra y Francia y contaba con unos 1600 trabajadores, incluidos niños.

En Sants se la conocía como el «Vapor Nou» para diferenciarla del «Vapor Vell» de Güell, Ramis y Compañía, que había sido inaugurado en el mismo barrio siete años antes. La competencia entre ambas fábricas era inevitable.

Fue la primera fábrica de indianas en España en realizar el ciclo completo de producción del algodón, desde el hilado hasta el tejido.

El año 1854 estuvo marcado por la agitación social en Barcelona. El descontento obrero por las precarias condiciones laborales y los bajos salarios se intensificó, derivando en protestas y movimientos de huelga. El 3 de mayo Josep Sol i Padrís, ex director del Vapor Vell y recientemente nombrado director de la España Industrial, fue asesinado a manos de un grupo de obreros.

La maquinaria y los ingenieros los trajeron de Gran Bretaña y Alsacia. La estructura de columnas de hierro se encargó a la fundición de Valentí Esparó y Nicolas Tous, quienes, en unos años, abrirán con otros socios la Maquinista Terrestre y Marítima (1885). El vapor nou se convirtió en un referente de la arquitectura industrial de la época.

Los interiores lucían mármoles de Tarragona, cerámicas valencianas y maderas importadas de Nueva Orleans. La zona más lujosa era la Casa del Director de estilo neoclásico.

Con los años la fábrica creó un comedor social, un campo de fútbol y una guardería gratuita para los niños de sus trabajadores.

A partir de la década de 1930, la caída de las ventas, el aumento de la competencia y las dificultades para acceder a materias primas marcó su declive. La España Industrial fue absorbida por Hilaturas Monhair SA (1931).

La nueva dirección fundó (1934) el Club Deportivo España Industrial, el que después sería el C. D España, filial durante unos años del FC Barcelona. (1949)

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial la España Industrial se enfrentó a la competencia de las fibras sintéticas y la creciente globalización de la industria textil.

La sociedad tuvo que vender los solares de la fábrica de Sants (1969) y trasladar su producción a Mollet del Vallés. El futuro no pintaba nada bien. En 1981 La España Industrial cerró sus puertas definitivamente.

El solar de la fábrica fue adquirido por el Ayuntamiento de Barcelona, y en él se construyeron dos bloques de viviendas, un Polideportivo Municipal y el Parque de la España Industrial.

De la antigua fábrica aún se conservan el bosque de plátanos del parque, el Casinet de Hostafranch, la guardería Pau y la Casa del Mig.

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CALLE CONDE DEL ASALTO O NOU DE LA RAMBLA

calle Conde del Asalto, o Nou de la Rambla

La Nou de la Rambla, antes calle de San Carlos y Conde del Asalto, fue la primera calle moderna del Raval, con adoquines, aceras y alcantarillado. Francisco González de Bassecourt, nombrado Conde del Asalto por Carlos III, ordenó su construcción en 1778. Inaugurada en 1788, dinamizó la zona, llenándose de tiendas, teatros y cafés, atrayendo a burgueses, artistas y bohemios.
En el siglo XIX, fue un centro de actividad con carreras y espectáculos. Destacaron la fábrica de billares de Amorós y espectáculos como el globo cautivo de Lunardi. La calle albergó numerosas fábricas textiles y tabernas, siendo cuna de asociaciones obreras y locales de tertulias como «Lo Niu Guerrer». La Librería Editorial de Manuel Maucci introdujo autores progresistas.
En el siglo XX, durante la Gran Guerra, se convirtió en una extensión del Paralelo, con una fauna variopinta. Academias de baile como la de Gordito vieron surgir artistas como Raquel Meller. La vida nocturna floreció con locales como el Eden Concert y el Bar Edén, frecuentado por músicos negros. También fue famosa por tiendas como Casa Vilardell y la Sombrerería Lluch.
En 1992, los Juegos Olímpicos trajeron cambios, con renovaciones y llegada de inmigrantes. La reforma urbanística del Raval a finales del siglo XX implicó derribos y realojos. En los últimos años, la calle ha sufrido un declive debido al cierre de locales y la gentrificación.

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J. ANSELM CLAVÉ Y LA PRIMERA REPÚBLICA

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En 1869, J. Anselm Clavé fue elegido diputado por Barcelona. Participó en la Asamblea Federal de Tortosa como vicepresidente de la representación catalana. En 1871, fue elegido presidente de la Diputación Provincial de Barcelona.
Durante la Primera República Española (1873-1874), Clavé abogó por la consolidación del nuevo régimen en todo el territorio español antes de abordar la cuestión de un Estado Catalán.
Final de la República y muerte de Clavé
La República entró en crisis a finales de 1873. El 3 de enero de 1874, un golpe de estado militar derrocó la República, restaurando la monarquía borbónica. Es considerado una figura destacada de la cultura del siglo XIX, con numerosas calles dedicadas a su nombre en toda España.

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