Cuando los españoles llegaron a México a principios del siglo XVI, se encontraron con que los nativos ya mascaban chicle. Los mayas, que habitaban la región desde hacía siglos, usaban la savia del árbol chicozapote para masticar. La savia del chicozapote, que es una resina natural, es pegajosa y elástica, y tiene un sabor dulce y refrescante.
Los mayas mascaban chicle por varias razones. En primer lugar, era una forma de limpiarse los dientes y refrescar el aliento. En segundo lugar, ayudaba a aliviar el estrés y la ansiedad. En tercer lugar, era una forma de ritual religioso.
Los mayas no fueron los primeros en masticar chicle. Los antiguos habitantes de Mesoamérica, que vivieron hace más de 2.000 años, también masticaban chicle. De hecho, se han encontrado restos de chicle masticado en excavaciones arqueológicas.
EL CHICLE MODERNO SE DESARROLLA EN EEUU
El chicle moderno se desarrolló sobre 1860, cuando el expresidente mexicano Antonio López de Santa Anna llevó una tonelada de Manilkara zapota de México a Nueva York.
Por la tan polémica Venta de La Mesilla, aquella en que Santa Anna accedía venderle a Estados Unidos parte de Arizona y Nuevo México, el pueblo lo exilió en 1855 Colombia. Y es que para ese entonces, el mandatario exigía que se dirigieran a él como «su Alteza Serenísima».
Para el año 1860, Santa Anna llegó a Nueva York, ciudad donde conoció a Thomas Adams.
El farmacéutico John Colgan de Louisville, Kentucky, creó el primer chicle con sabor mezclando azúcar en polvo con tolu, un aromatizante obtenido del extracto del árbol del bálsamo. Se vendía en forma de palitos y se llamaba «Taffy Tolu».
John Bacon Curtis Ideó una forma de utilizar la resina de abeto para venderla como goma de mascar. En 1848 comenzó a producir chicle a partir de la goma de abeto. Curtis hervía la goma de abeto en una estufa Franklin, luego la vertía en una tina con agua helada y la colaba. El chicle se vendía en barritas de un centímetro de ancho y dos de largo en papel de seda.
Aunque eran lotes de un volumen modesto, aquella fue la primera producción comercial de chicles. Curtis llamó a su producto «State of Maine Pure Spruce Gum» (Pura goma de abeto del estado de Maine). Al principio, las ventas fueron lentas porque la gente no conocía mucho esa nueva goma de mascar. Durante el primer año, Curtis viajó por toda Nueva Inglaterra y se convirtió en un vendedor comercial.
En 1869, Thomas Adams, un fabricante de velas y jabones de Nueva York, compró una tonelada de chicle de Curtis. Adams experimentó con diferentes sabores y formas, y finalmente desarrolló un chicle con sabor a regaliz. Adams llamó a su producto «Adams New York Chewing Gum» (Goma de mascar de Nueva York de Adams).
Thomas Adams, fue el primero que fabricó chicles con métodos modernos (1859). Fue un éxito de ventas su «Black Jack» con sabor a regaliz (1871) y en 1.888 instaló la primera máquina expendedora en una estación de metro de Nueva York. Adams se asoció con seis de los primeros fabricantes para crear la American Chicle Company que en 1914 comercializó sus Chiclets. Un nombre que quedará para nuestra historia.
EL CHICLE EN ESPAÑA
A España, el chicle llegó en 1920 con una gran campaña publicitaria que prometía todo tipo de beneficios, desde un aliento fresco hasta el aumento de la potencia muscular. Las tabletas eran sabor a menta o a frutas. Al principio se vendió en farmacias y confiterías, y se recomendaba como remedio para los dolores de cabeza, para calmar la sed y los nervios.
Otra marca que llegó en la década de los veinte sobre todo a Barcelona fue Wrigley’s. Se comercializó a través de los médicos. El precio era de más de 20 pesetas el kilo. …pero el chicle no hacía globos… hasta que llegó Walter Diemer en 1928.
LOS CHICLES BAZOKA
La primera versión de los Bazooka apareció a finales de los años 50. Eran de forma redonda y tenían tres pisos en forma de disco.
Su sabor era intenso y su textura era dura, lo que los hacía perfectos para hacer pompas. Los fabricaba la empresa Topps.
La segunda versión apareció en los años 70. Eran de forma rectangular y tenían un tamaño más pequeño que la primera versión.
Su lema era «se estira y explota». Contenían un pequeño cómic de regalo cuyo protagonista era Bazooka Joe, un niño con parche en el ojo y gorra azul que tenía hasta un club de fans!.
Se vendían por una peseta. La bomba fue cuando empezaron a regalar calcomanías…nos poníamos los brazos perdidos… pero nos encantaba.
OTRAS MARCAS
También eran populares los Bubo, de naranja por fuera y fresa por dentro, los Cheiw, rectangulares y planos, los Niña, los Gold Gum sabor a limón que tenían forma de pepitas de oro del Viejo Oeste, los Cosmos, de color negro y sabor a regaliz, los Adams, que venían en pastillas en una cajita con una ventanita transparente por la que se podía ver los que quedaban, los Dubble Bubble, de forma cuadrada y con una corona impresa.
La empresa Joyco de Alcarrás abierta en 1983 introdujo los chicles Bang-bang, Boomer y Trex y los caramelos Chimos y Solano.
CHICLES DUNKIN
Muy populares se hicieron los Dunkin fabricados por Gallina Blanca. Llevaban figuritas de plástico (de animales, ajedrez, conejo Piolín, el gallo Claudio o la familia Telerin).
A finales de los 60 se pasaron a la moda de los cromos y regalaron colecciones varias, recordamos la de Mortadelo y Filemón y la de Artes Marciales.
Hicieron furor los capuchones para los lápices. Todos íbamos con ellos a clase!!!
1964 PRIMEROS CHICLES CON SACARINA: TRIDENT
En 1964, con la llegada de los edulcorantes artificiales la American Chicle Company creó los chicles Trident con sacarina en lugar de azúcar. Los lanzó con el lema «El gran sabor que es bueno para los dientes.». Fue el primer chicle sin azúcar de la historia.
En la década de los 80, Cheiw lanzó nuevos sabores como Fresa ácida, canela, y coca cola que revolucionaron el mercado.
Los chicles tradicionales están hechos de goma base, azúcar, edulcorantes, saborizantes y colorantes artificiales. Sin embargo, los fabricantes también han empezado a utilizar ingredientes naturales y saludables, como la stevia, xylitol y el extracto de hierbas. También han ido apareciendo nuevos sabores: plátano, kiwi, vainilla, arándanos…
Los chicles modernos utilizan una cantidad mínima de goma base natural o no la utilizan en absoluto. El látex está siendo sustituido por la goma xantana que se obtiene de la fermentación de la bacteria Xanthomonas campestris. Han aparecido chicles para la higiene dental, para dejar de fumar (“Nicorette”), para adelgazar (“Delgatín”).
Tras el COVID, se ha lanzado al mercado un chicle que desactiva el coronavirus en la boca. El «Chewing Mask» tiene sabor a menta y se vende en supermercados a 2€.
Si te ha gustado el artículo te remitimos a otro dedicado a otra golosina de nuestra infancia, los chupachups …