Fue la primera calle moderna del raval de Barcelona, la primera en estar adoquinada, tener aceras y cloacas. La calle ha tenido varios nombres a lo largo de su historia: calle de San Carlos en el siglo XVIII, carrer Nou durante la Segunda República y calle Conde del Asalto durante el franquismo. Desde 1979 su nombre oficial es Nou de la Rambla.
Francisco González de Bassecourt, siendo capitán de infantería luchó contra los ingleses en el Asalto del Morro de la Habana (1762). Como premio, Carlos III le concedió el título de Conde del Asalto (1763). En 1778 siendo Capitán General de Catalunya y corregidor de Barcelona, tomó la decisión de construir una calle de 40 palmos de ancho que en Santa Madrona (Paralelo).
Iba a ser la calle más larga y recta de la ciudad. Empezaba junto a los colegios San Angelo y San Buenaventura y terminaba donde hoy está el inicio del Paralelo. Fue el primer paso para la urbanización moderna de la Rambla.
A partir de su urbanización, los campos del contorno dieron lugar a las calles San Paciano, San Rafael, Tapies, Santa Elena, Reina Amalia, Lancaster, Om, Guardia, Lleialtat, Hort de la Bomba, Botella y Marqués de Barberá.
1788 SE ABRE LA CALLE
Las obras se iniciaron en 1783 La calle fue inaugurada en 1788. Los vecinos la llamaban “la calle nueva de la rambla”. La nueva calle dinamizó mucho la zona y entre el Pla de les Comedies pues la calle se convirtió en una sucesión de tiendas de lujo, fondas y cafeterías.
Era un hervidero de actividad nocturna. Los locales de espectáculos, como teatros, cafés y salones de baile, atraían a periodistas, burgueses liberales, poetas y escritores. La calle también era un lugar de paso para los transeúntes que llegaban a la ciudad a través del puerto y refugio de bohemios y revolucionarios románticos.
Durante las fiestas, se celebraban carreras de cántaros, carreras de sacos y, en 1819, carreras de draisanas, antecedentes de las bicicletas. Estos raros artilugios estaban de moda entre las buenas familias y costaban el dineral de 800 reales de vellón.
En 1823, se abrió en la calle el primer establecimiento en España de venta de figuras de santos en yeso y la primera fábrica de papel de aguas de la ciudad, que se utilizaba para forrar las tapas interiores de los libros.
Durante un tiempo, la calle era llamada por los vecinos como carrer de l’Amorós, por la fábrica de billares del señor Amorós, la más avanzada de su tiempo. !Incluso se exportaban billares a otros países.!
En 1833, el estrafalario Lunardi ofreció en un solar vacío de la calle un espectáculo de globo cautivo. Todos querían ascender en el aparato para ver su barrio desde las alturas.
UNA CALLE REPLETA DE CASAS FÁBRICA TEXTILES Y TABERNAS
La calle llegó a albergar 74 fábricas, entre viviendas. Por ello se radicaron numerosas asociaciones obreras. En ella también se encontraba la sede del Instituto Industrial, una asociación de patronos textiles. En el Café de la Amnistía se fundó la primera asociación obrera cuando los tejedores se agruparon en la llamada Colla dels Ben Fets. Su sedesocial en la próxima calle de la Leona.
La Granota era una de las tabernas más populares del barrio. Se organizaban collas humorísticas y de caramelles. Aquí se fundaron los populares Coros d´en Clavé”. (esquina calle de l´Om) que interpretaron por primera vez Les Flors de Maig en el bar de l´Embut.
“Lo Niu Guerrer” organizaba concursos literarios y humorísticos, “El Círculo la Luz Unión Barcelonesa de Libres Pensadores” dedicada a promover las escuelas láicas. A sus tertulias asistían republicanos y masones.(Rossend Arús, Odón de Buen, Anselmo Lorenzo, Cels Gomis, Eudald Canibell, José Nakens).
En el número 8 de la calle estuvo la primera sede de la Librería Editorial de Manuel Maucci, especializada en libros de bolsillo baratos. Maucci fue uno de los principales editores de la ciudad.
Introdujo en Barcelona la lectura de autores como Émile Zola, Rosa Luxemburgo, Errico Malatesta y Mikhail Bakunin.
En el número 25 estaba desde 1900 el Museo Roca dedicado a curiosidades anatómicas. Los barceloneses hacían cola para ver las figuras de cera desnudas abiertas en canal…
SIGLO XX
Durante los años de la Gran Guerra la calle Conde del Asalto se convirtió en una extensión del Paralelo ya que lo conectaba con las ramblas.
La fauna humana era de lo más variopinta: marineros bebidos, vendedores ambulantes, señoritas atractivas en busca de caballeros solventes, bohemios, señoritos atrevidos, chulos, pedigüeños….
ARTISTAS, ACADEMIAS DE BAILE Y ESPECTÁCULOS
Se pobló de salones de baile y academias de artista como la del trio Lara, la Academia Cortés Vives (1916) o la más popular, la academia Gordito (num 28) donde aprendieron el oficio de artista Raquel Meller y la Bella Dorita. al final de su carrera, la Bella Dorita montó su tablao Bodega de Toro que después se reconvertirá En sala de actuaciones porno, el Bagdad.
Algunos de los letristas de cuplés fueron vecinos de la calle: Juan Viladomat Massanas N. 106) creador de Fumando espero y El vestir d´en Pascual popularizado posteriormente por Nuria Feliu. Francisco Codoñer y Mercedes Berenguer, compositores de Mi casita de papel. …Años después nacerá en esta calle el cantautor Joan Manuel Serrat.
La vida nocturna la animaban numerosos cafés, cafés-cantante y salas de baile, como La Patacada (1917) y cafés y cafés-cantante, como El Mecànic, el Triunfo, el Daning los faroles (1929) y el Café de la Alegría, que se convirtió en el magnífico Eden Concert en 1887 que en los años treinta presentaba actuaciones de artistas del charlestón jazz amenizados por negros norteamericanos. En 1935 se había convertido en Eden Cinema y después de 1939, Cine Eden… hoy es un parquing.
En los pisos superiores del Eden Concert se encontraba el burdel preferido por Picasso pues vivía al lado, Casa Emilia, hoy hotel Gaudi y, justo al lado, el minúsculo Bar Edén, conocido como el “bar de los negros”. Este bar era frecuentado por músicos y bailarines negros.
Al lado estaba la granja La Estrella (num.32) fundada como confitería Pujol en 1895.En 1932 se renovó instalando una barra y una gramola. Las paredes estaban atiborradas de fotografías de las estrellas americanas de jazz y de boxeadores populares. Era también conocido como el bar de la gramola.
Otro clásico era el London Bar, abierto en 1909 (en el número 39), frecuentado por artistas y gentes del circo. Hoy en día, es propiedad de la familia circense de los Raluy.
En el número 6, donde estuvo el Cabaret Bobinó (1918/1930), Esteve Bigas abrió el Trink Halle con sus señoritas francesas sentadas esperando a clientes chachondos. En 1931 abrió en el número 16 el Bar Harlem.
Tuvo mucho éxito también el Odeón Music Hall (1918) que en 1919 pasó a llamarse Triana.
Diez números más allá, (26) en 1915 se instalará el Music Hall Montecarlo de Manolo Bielsa, un quiero y no puedo del Eden Concert.
Cerró en 1925 para abrir el fugaz Cine Odeón (n. 26, 1927). Después cambió su nombre por Cine Barcelona (1931), también conocido como el cine de las putas.
La calle ofrecía todo tipo de artículos, desde pan y pasteles hasta ropa y disfraces. El Forn de l’Arangada era un horno muy popular que vendía cocas de pimiento, arenques y azúcar, un plato tradicional catalán.
Los almacenes Casa Vilardell (1907-´70) eran unos almacenes de ropa que ofrecían una amplia variedad de artículos a precios asequibles.
La Sombrerería Lluch era una tienda de sombreros y gorras que ofrecía una amplia gama de estilos. La Casa del Carnestoltes era una tienda especializada en disfraces para el Carnaval o la empresa del cine Nic, el antecedente del Cinexin, estaba en el número 175, tocando al Paralelo.
Una curiosidad de esta vía es que en su subsuelo se construyó un túnel para un tren lanzadera que debía conectar con el metro y el funicular de Montjuïc, finalmente no se completó ya que las obras ocasionaron desperfectos en algunas fincas (1927).
Con la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, la calle Riera Baixa experimentó un cambio importante. Se construyeron nuevos edificios y se renovó la calle. Muchos vecinos se marcharon y los pisos fueron ocupados por inmigrantes.
La reforma urbanística que se llevó a cabo en el Raval a finales del siglo XX para construir la nueva Rambla supuso el derribo de sesenta y dos edificios. Algunos de los desalojados de estas dos calles fueron reinstalados en los nuevos apartamentos de la calle María Aurelia Capmany.
En los últimos años, la calle Nou de la Rambla ha sufrido un declive. El cierre de cines y bares, así como la gentrificación del barrio, han contribuido a su transformación. Hoy día todo el Raval esta poblado por una sociedad multicultural, algunos le llaman Ravalquistán.