Durante todo el siglo XIX miles de jóvenes solteros de entre los 15 y 40 años partieron hacia América para vivir el sueño de todo emigrante: después de algunos años de duro trabajo en Cuba, esperaban volver a sus pueblos convertidos en millonarios.
Muchos eran hijos de pueblos costeros de la cornisa cantábrica y, en menor medida de la costa mediterránea y de las islas Canarias.
Todo cambió con la independencia de la isla. La mayoría de los que no triunfaron se quedaron porque no tenían nada que perder… pero los que se hicieron ricos no lo pensaron ni un minuto. Era la hora de hacer maletas. Repatriar todo el capital y volver a casa para seguir invirtiendo en fincas o en la bolsa, montando fábricas, o influyendo desde la política.
PRIMEROS INDIANOS
Entre los años 1860 y 1881 llegaron a Cuba unos 400.000 jóvenes en busca de un futuro mejor.
La mayoría llegaron con lo puesto. El precio del pasaje era fiado y debía devolverse el crédito en un plazo determinado. Para embarcar, necesitaban el pasaporte, una cédula de vecindad, el permiso paterno, un reconocimiento médico y no tener antecedentes delictivos.
De los catalanes la mayoría eran de Canet, Sitges, Torredembarra, Mataró, Barcelona y sobre todo Vilanova i la Geltrú.
LA COLONIA CATALANA
Algunos embarcaban con carga con la intención de vender en América las telas de indianas de Barcelona o Mataró o alcoholes de Reus. Después pensaban volver con una buena carga de azúcar, café, cacao y tabaco. otros embarcaban para huir del servicio militar de ocho años, obligatorio desde 1835.
En Cuba había mucho trabajo, se lo había dicho algún amigo o algún familiar que ya les esperaba en el nuevo mundo.
Algunos jóvenes iban hacia La Habana para integrarse en la colonia catalana que se concentraba en la Habana vieja, sobre todo en las calles de Mercaders, Obispo y Obra Pia. Siempre es así: a los emigrantes les encanta estar rodeados por los suyos…era un barrio catalán!
Casi todos empezaban como tenderos o bodegueros vendiendo todo tipo de alimentos, alcoholes y productos para la casa. Eran las “tiendas de ultramarinos”…con el tiempo esperaban ganar el capital necesario para comprarle el negocio al patrón o montarse uno.
Los comerciantes de éxito habían creado sociedades a su medida para poder relacionarse y hacer negocios en un ambiente agradable.
Antoni Font natural de Sant Pere de Ribes y Josep Gener, de L´Arbós fundaron (1840) la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Catalunya. Aún existe!! ¡Es la entidad de ayuda social más antigua del mundo!. Hoy es la sede del Casal Catalá de La Habana.
En cierto momento, la colonia catalana llegó a ser alcanzar el 72% de todos los españoles asentados en la isla. Algunos miembros fueron ascendiendo en sus negocios, en su carrera militar o en los cargos públicos. Llegaron a formar parte de la oligarquía cubana gracias al corporativismo y amiguismo político.
La industria azucarera no paraba de dar riqueza. Los molinos (trapiches) ya no funcionaban a base de tracción animal, sino con una máquina de vapor. ¡El proceso era mucho más eficiente!
Un grupo de catalanes controló gran parte de la producción de tabaco y la producción y comercio internacional del azúcar. Dinamizaron enormemente la economía cubana mientras ellos se hacían millonarios. Eran los amos. Si necesitabas un cierto capital, solo tenías que ir a pedírselo, también eran prestamistas!. Eso sí… sus intereses podían llegar al 40%.
ESCLAVOS
Si controlabas plantaciones de tabaco, cacao, azúcar o café no tenías otra que ir comprando esclavos. Eran una inversión… además tenían hijos… bueno, todo el chollo a acabar cuando llegó la Ley Moret (1870) que declaró libres a los futuros hijos de esclavas.
Si pensamos que en un determinado momento el 70% de la población nativa era esclava… a quién ibas a recurrir? ¿al tendero? prácticamente todos los grandes terratenientes eran propietarios de esclavos en sus haciendas.
Al principio se fueron esclavizando a los nativos, cuando fueron ya escasos tuvieron que discurrir un sistema nuevo: ¡Atención!… que si no, no lo pillas…(ojo a la cámara)
Se trataba de contactar con la compañía negrera de Barcelona. Se debía cargar en un navío productos manufacturados para intercambiarlos en un puerto africano por esclavos con destino a las Antillas donde se descargaban para volver a llenar el navío con maderas nobles, cacao, tabaco, azúcar y café, con destino a Barcelona. ¡Negocio redondo!
Fueron protagonistas de ese monopolio negrero ilustres familias como los Maristany, los López, los Vidal-Quadras, los Güell (Torredembarra), los Goytisolo ( país vasco) En Cienfuegos, los Samà o Josep Xifré.
Todos ellos se agruparon en la Liga Nacional Antiabolicionista y los industriales textiles catalanes, a través de la política se mostraron totalmente en contra de la abolición. Ser catalán en Cuba, en un momento dado fue sinónimo de negrero. El tema de los negreros es tan amplio que le dedicaremos un video exclusivo.
Cuando empezaban a no ser tan rentables las plantaciones de caña por los altos precios de los esclavos y la bajada del precio del azúcar, los terratenientes invirtieron en la mejora del transporte desde las plantaciones hacia la capital.
Se ampliaron los caminos y, otra vez gracias a la máquina de vapor, se puso en marcha una idea novísima, una línea de ferrocarril entre La Habana con Bejucal (1837) y . Fue la primera línea española, pues entonces Cuba era una provincia de España.
Uno de sus impulsores fue Miquel Viada que, a su vuelta a Mataró (1840), promovió la línea Barcelona-Mataró (1848) la primera línea de ferrocarril en la España peninsular.
El 20 de mayo de 1902 se proclamó la República de Cuba, la independencia no gustó nada a aquellos hacendados. Las elites político económicas de España, y en especial los industriales textiles catalanes también se mostraron contrarios a la independencia. Hasta ahora, habían sido respetados… pero que les iba a deparar la independencia… esa revolución iba a desbaratar la estructura en la que se basaba todo su imperio.
VUELTA A CASA
Era la hora de volver a casa. Había que escribir una carta a algún hermano para pedirle que se ocupase de contratar un buen maestro de obras y que controlase la construcción de una residencia a la altura de su estatus. Todo se controlaba desde Cuba enviando instrucciones y el dinero necesario.
Unos ya se imaginaban en un elegante palacete cerca de la playa para poder ver el mar que les trajo la fortuna. Otros pensaban en construir una magnifica vivienda que destacase sobre las otras en la calle más cara del municipio. En las ciudades…edificaron verdaderos palacios!.
En las paredes del salón principal estaba de moda lucir frescos sobre temas marinos o antillanos. Habían traído carga de madera de Caoba y Jacaranda desde América para construir con ella sus muebles de tonos rojizos pulidos.
La “joyas” de la casa eran los patios y los jardines cerrados por rejas de hierro. Aquí se ponían mesas y sillas de bambú. En ese ambiente cerrado y exuberante a base de buganvillas, castaños de indias, hibiscos, fucsias, magnolias, nunca faltaba el agua y el símbolo de todo indiano, la palmera.
EL LEGADO
Aquellos aventureros nos legaron algunas recetas antillanas como el arroz a la cubana, la ternera con salsa de tomate, el cerdo al chilindrón, la tradición de la castañada con los boniatos y la relajada costumbre de alargar la sobremesa con café, copa y puro…¡escuchando algunas habaneras!!
En la Escuela Pía de Sant Antoni de Barcelona se creó el primer equipo de baloncesto, el Club Deportivo Laietà… pues sí, el Baloncesto también lo trajeron los indianos. Más concretamente, lo trajo el padre Eusebio Millán, que había sido maestro de escuela en Cuba (1922).
Muchos de aquellos hombres que llegaron con los bolsillos llenos quisieron dejar un buen recuerdo para sus conciudadanos legando fortunas en beneficio del pueblo que los había visto nacer.
Josep Xifré costeó un hospital en su Arenys de Mar, Tomás Vidal Rey, el de Tossa, Pere Badia, el Hospital de la Caridad de Torredembarra, Josep y Pere Jacas, el Redós de San José y San Pedro, Joan Burcet reformó el Hospital de Sant Jaume de Blanes …
Artur Mundet Carbó, puso 40 millones de pesetas de su tiempo para ofrecer a enfermos, ancianos o huérfanos una acogida en los Hogares Mundet de Barcelona.
Y el escolapio Ermengol Coll de Valldemia (Moià), que tras organizar En Cuba la enseñanza confesional, mando edificar el Colegio Catalunya de Mataró, después conocido como Colegio Valdemia, uno de los preferidos por la alta burguesía.
En recuerdo a aquellos tiempos de los indianos, hoy en día, en la isla de La Palma es muy popular la fiesta de los indianos!!!
En otro capítulo conoceremos la identidad de los indianos que, de alguna u otra manera, dejaron más huella.
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