A que todos habéis escuchado alguna vez la expresión, mira al pajarito! Siempre lo decían los minuteros, los fotógrafos de los pobres. Por unas monedas te entregaban un retrato en pocos minutos (de ahí su nombre). Los primeros minuteros aparecieron a finales del siglo XIX cuando, gracias a la reducción en los tiempos de exposición ya no era imprescindible revelar las fotos en un laboratorio.
EL PRIMER FOTOMATON DE BARCELONA
El 12 de noviembre de 1887 Juan Cantó y Mas, y su hijo Juan Cantó y Esclús (Otnac), patentaban el primer fotomatón del mundo con el nombre de Báscula fotográfica automática. El mecanismo se había construido en París bajo las indicaciones del ingeniero barcelonés Federico Cajal. La idea era darlo a conocer durante la Exposición Universal de Barcelona de 1888 pero su funcionamiento no fera del todo aceptable». Pocos días más tarde, el 23 de noviembre, un inglés, Edwin Jennings Ball, hacía lo mismo en Gran Bretaña con su Automatic coin-freed Apparatus.
LOS MINUTEROS
Con sus cámaras de cajón, construidas por ellos mismos, se instalaban en parques y plazas buscando clientes.
Eran fotógrafos autodidactas que llevaban a cuestas sus cámaras de cajón. Algunos llegaron a la profesión tras haber sido despedidos de sus habituales trabajos. Solían situarse en las zonas más concurridas y turísticas.
SE SITUABAN EN LAS ZONAS MÁS CONCURRIDAS Y TURÍSTICAS.
Se les solía ver en Pla de Palau, el parque de la Ciudadela, a lo largo de las Ramblas, junto al monumento a Colón, en la Plaza Cataluña, en el parque de atracciones del Tibidabo, en el Parque Güell o junto al Arco del Triunfo.
los fotógrafos ambulantes debían pedir permiso al Ayuntamiento de Barcelona y pagar una tasa de 8 pesetas.
Para defender sus intereses, en los años veinte se fundó la Sociedad de Fotógrafos Minuteros de Barcelona. Su sede estaba situada en la calle de la Cera 11 (bajos), en el Barrio Chino.
En los años veinte, debían pagar 40 pesetas anuales (1923) para ocupar la calle y debían tener como mínimo cuarenta años de edad.
Frente a ellos estaba la Unión de Fotógrafos de Barcelona que presionaba al ayuntamiento para que no les concediese licencias o para que se les situase a las afueras de la ciudad aduciendo que les hacían competencia …
A los minuteros también les apareció competencia cuando algunos individuos se situaron en las vecinas poblaciones de Las Planas y Vallvidrera para eludir el impuesto municipal. (1930).
Tras la guerra civil, (1948) entró en vigor la Reglamentación Nacional del Trabajo para las Industrias Fotográficas y se aprobó la incorporación de los minuteros al Montepío Laboral de Industrias Químicas.
la llegada de los marines de la VI Flota Norteamericana a Barcelona, a partir de 1951, supuso una nueva clientela abundante que les daría notables beneficios económicos.
Desde hacía años alrededor del monumento a Colón convivían con las célebres paradas de pajaritos adivinatorios.
ÚLTIMOS MINUTEROS
Los fotógrafos ambulantes o minuteros llevaban consigo un fondo a modo de decorado para que los retratados asomaran sus cabezas por unos agujeros, eran antecedente del fotocall, otros tenían llamativos vestuarios para ambientar a los turistas vistiéndolos de bailaoras o toreros.
Durante el periodo del desarrollismo y el auge del turismo a los minuteros no les faltó trabajo, a menudo, junto a ellos se situaban vendedores de souvenirs y de refrescos.
A partir de 1970 empezamos a comprar masivamente cámaras, hacerse una foto por un minutero se había convertido en algo anticuado.
Durante los años 80 desaparecieron la gran mayoría. Muchos se jubilaron y otros se reciclaron en otros oficios.
En la actualidad, además de la Associació de Fotografia Minutera de Barcelona, existe también a nivel nacional la Asociación Fotográfica la Cámara Minutera que, de igual forma, pretende rescatar este oficio en peligro de extinción y pedir el derecho a ejercerlo legalmente.
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