LA TERRAZA MARTINI, EL HOLLYWOOD DE LA BARCELONA FRANQUISTA

 

Corría el año 1961. España estaba en pleno aperturismo light, de esos que permitían lucir minifalda con recato y brindar con vermut sin que se considerase conspiración judeomasónica. Ese mismo año, la marca italiana de aperitivos Martini tuvo una idea: alquilar el ático de un moderno edificio del número 16 del paseo de Gracia para abrir un establecimiento exclusivo.

DEL PALACETE DE LOSADA A UN RASCACIELOS MODERNO

 

La Terraza Martini fue uno de los lugares más elegantes de Barcelona durante dos décadas. Estaba ubicada encima del Banco Rural y Mediterráneo, inaugurado en 1960. Aquel banco se levantó sobre el solar de una antigua mansión señorial de Enrique Losada, que ya en 1870 se alzaba imponente frente al incipiente Camino de Jesús, posterior paseo de Gracia. En 1929, en los bajos del edificio se instaló una de las muchas Horchaterías Valencianas propiedad de María de Blas.

El banco decidió derribar lo viejo y levantar un edificio de doce plantas, coronado por dos apartamentos en las alturas. El arquitecto Agustí Borrell Sensat —autor también de la sede del Colegio de Abogados y del Hotel Manila— diseñó una especie de barco de lujo anclado en medio de la ciudad. Para darle más elegancia, en la parte central de la fachada se levantó una torreta de dos pisos rematada con una cúpula.

EL FILÓN DE MARTINI

 

Los directivos de Martini no eran ingenuos. Olieron el filón y alquilaron la parte alta para abrir una terraza destinada a promocionar la marca en fiestas exclusivas.

Pero el idilio entre Barcelona y el vermut no había nacido en las alturas, sino a pie de calle, mucho antes y muy cerca, en el Café Torino (1902-1911). Aquel café modernista, decorado por Antoni Gaudí y Josep Puig i Cadafalch, se encontraba en el paseo de Gracia número 18. Su artífice fue Flaminio Mezzalama, representante de Martini & Rossi, que llegó desde Turín para introducir el vermut entre los barceloneses.

UN HOLLYWOOD SIN ALFOMBRA ROJA

 

Desde 1961, la Terraza Martini fue una especie de Hollywood en la Barcelona franquista, pero sin alfombra roja. En lugar de flashes había farolas, y en vez de Oscars, copas de vermut con aceituna flotante. Se convirtió en símbolo de cosmopolitismo en plena dictadura.

La prensa de la época la definió como “uno de los espacios más exclusivos de la ciudad”. Por allí pasaban actores del momento, señoritas bien de Sarrià, directivos que fingían reuniones de trabajo, actrices que sólo salían en blanco y negro, toreros con gomina de litro, publicistas con gafas más grandes que sus sueldos y cineastas que hablaban de Nueva York aunque nunca hubieran salido de Horta. Todos querían su foto con la Sagrada Familia creciendo al fondo y un vaso de Martini en la mano.

El desfile de celebridades fue continuo: Samaranch, el alcalde Porcioles, John Wayne mientras rodaba El fabuloso mundo del circo, Gina Lollobrigida, Jacques Anquetil, Sara Montiel, Lola Flores, Xavier Cugat, Kabir Bedi, Nadiuska, Ágata Lys, Vittorio De Sica o Miguel Bosé, entre muchos otros.

INTERIOR DE LUJO Y MÚSICA EN DIRECTO

 

El interior de la terraza, situado en la torreta mirador, rezumaba modernidad elegante. Tenía más cristal que un escaparate de Santa Eulàlia. El ambiente oscilaba entre lo señorial y lo moderno: sofás bajos, mesas de mármol, copas afiladas como cuchillas y un pianista que tocaba sin mirar las teclas. También había cuartetos de cuerda o músicos de jazz que acompañaban la velada mientras los camareros repartían canapés con más caviar que pan.

ESCENARIO DE GRANDES EVENTOS

 

Los periodistas de radio acudían con sus magnetófonos colgando del cuello, y los reporteros de sociedad cazaban frases al vuelo para la crónica rosa. Las empresas vieron en aquel cielo urbano un escaparate perfecto para lanzar novedades. Allí se celebraron estrenos de películas, presentaciones teatrales e incluso una edición del Premio Planeta.

El acceso era exclusivo: sólo con invitación. Abría a la hora del aperitivo y cerraba tras la cena. En una ciudad donde todo se sabía por el portero del inmueble, entrar a la Terraza Martini era un lujo. Algunos lograban colarse, porque en aquella Barcelona colarse era un arte y en la Terraza, una medalla social.

La empresa contrató a uno de los mejores barman, Manuel Villalante, que presentaba los cócteles como si fueran joyas.

LA DECADENCIA EN LOS AÑOS SETENTA

 

La decadencia llegó en los años setenta, poco a poco, como el hielo que se derrite en un vaso olvidado. Barcelona cambiaba. La política se agitaba, la sociedad se transformaba y la idolatría a toreros y estrellas ya no tenía el mismo brillo. Aunque seguía teniendo las mejores vistas de la ciudad, la Terraza Martini había dejado de ser lo que fue.

A finales de 1980, la empresa abandonó el espacio. El lugar, antaño reservado a eventos privados y cenas de gala, se convirtió en una parte más del edificio de oficinas. La cúpula, que había sido símbolo de modernidad, dejó de brillar con la misma intensidad.

DEL BANCO A PONTEGADEA

 

El inmueble pasó de mano en mano: del Banco Exterior de España (que absorbió al Banco Rural en 1982) al BBVA, luego al fondo alemán Deka. Más tarde, entre 2004 y 2009, Amancio Ortega lo compró para su firma Pontegadea, instaló un Zara en la planta baja y encargó a Jean Nouvel la remodelación de la zona alta para transformarla en un tríplex de 806 metros cuadrados para su hija. El piso se vendió en 2010 por más de diez millones de euros a la familia andorrana Cerqueda.

En 2022, el inmueble pasó a manos de Kutayba Alghanim, magnate kuwaití y presidente de Alghanim Industries, que lo ha utilizado únicamente de manera puntual para fiestas privadas.

EL RECUERDO QUE PERDURA

La Terraza Martini ya no existe como tal, pero su recuerdo sigue vivo: fue un escaparate de lujo, un símbolo de modernidad y, durante veinte años, el lugar donde Barcelona jugó a ser cosmopolita bajo la sombra de la dictadura.


FUENTES CONSULTADAS

  • Arxiu Fotogràfic de Barcelona

  • Balaguero Reisachs, Antonio. Mis recuerdos, mi vida. La Terraza Martini.

  • barcelodona.blogspot.com

  • Capella, Antoni

  • cronicaglobal.elespanol.com: “La obra de Gaudí que nunca verás…”

  • Fráiz, Jesús

  • labarcelonadeantes.com

  • Lucien Roisin Besnard

  • Postius Saura, Josep

  • Rosa, Anton

  • totbarcelona.cat: “La terraza Martini, escaparate del paseo de Gracia”

Loading

LA TERRAZA MARTINI

Navegación de la entrada