https://youtu.be/FTGX8sFx8_s
LA MUERTE DE «CANITO»
Arrancaban los años ochenta y, con el cambio de década, un grupo de jóvenes músicos recibió un golpe inesperado: la muerte de José Enrique Cano, “Canito”, batería del grupo Tos y germen de Los Secretos, formado junto a los hermanos Urquijo.

El accidente en la Nacional VI, el 3 de enero de 1980, fue una tragedia personal que acabaría encendiendo la chispa de una revolución cultural que transformaría la España de la Transición. Nadie lo sabía entonces, pero ese día empezaba la historia de la Movida madrileña.
EL HOMENAJE A CANITO
Pocos días después, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid se convirtió en el epicentro de un estallido juvenil. En su salón de actos se celebró un homenaje a Canito que no fue solo un concierto: fue el bautismo de una generación que quería cambiarlo todo.

Sobre el escenario se mezclaron guitarras, rabia y desparpajo en un acto que reunió a Tos, Nacha Pop, Alaska y los Pegamoides, Rubí y los Casinos, Flash Strato, Mamá, Paraíso, Mermelada, Los Secretos, Los Bólidos y Mario Tenia y Los Solitarios.

Las cámaras de Pop-grama (TVE-2) grabaron el evento, llevando aquel soplo de libertad a millones de hogares aún con olor a naftalina franquista. El periodista Paco Umbral lo definiría poco después con un nombre destinado a hacer historia: “la Movida”.
15.OOO JÓVENES, EL GRITO DE LA NUEVA MODERNIDAD
El 23 de mayo de 1981, mientras en Barcelona se producía el asalto al Banco Central, Madrid vivía su propio asalto: el de la modernidad. En el campo de deportes de la Escuela de Arquitectura, más de 15.000 jóvenes asistieron a un concierto de ocho horas con Alaska y los Pegamoides, Nacha Pop, Los Secretos, Los Modelos, Rubí y los Casinos o Mamá.

Fue la consagración de la Movida: un estallido cultural que ya no tenía marcha atrás.

CATALUÑA, EUSKADI Y GALICIA, OTRAS REALIDADES
En Cataluña, la Nova Cançó seguía defendiendo la lengua y la identidad con Serrat y Llach, mientras Pau Riba y Sisa exploraban territorios más libres desde el Grup de Folk.

Pero en el resto del país, el underground empezaba a tomar forma. Lo que nació como rebeldía terminó siendo pop urbano, menos subversivo pero más popular. Las drogas, eso sí, siguieron siendo el combustible de la noche.
En Euskadi, el paro, la heroína y la violencia política dibujaban un panorama distinto. Allí nacieron Eskorbuto, Zarama, Barricada, Kortatu o La Polla Records, bandas con más rabia que pose. En Vigo, con el paro en el 33% y los astilleros en pie de guerra, surgió Siniestro Total, demostrando que el humor también podía ser arma política.
KAKA DE LUXE, EL PUNK CASTIZO QUE LO EMPEZÓ TODO
En 1977, en Madrid, un grupo de chavales aburridos del sistema decidió montar una banda: Kaka de Luxe.

Aquellos jóvenes —Fernando Márquez “El Zurdo”, Manolo Campoamor, Carlos Berlanga, Enrique Sierra, Nacho Canut y una adolescente llamada Olvido Gara (Alaska)— no tenían ni medios ni virtuosismo, pero sí una actitud que marcaría el futuro. Inspirados por el punk británico y Bowie, inventaron sin saberlo el germen del pop moderno español.
LOS REFERENTES DE LA MOVIDA
Las influencias fueron múltiples. El minimalismo electrónico de Depeche Mode o The Human League dejó su huella en Aviador Dro y Mecano. El sonido oscuro de The Cure o Siouxsie and the Banshees definió el estilo de Parálisis Permanente, con Eduardo Benavente, Ana Curra y los hermanos Canut.

El glam de Bowie, Lou Reed o Roxy Music impregnó a Dinarama y Objetivo Birmania. Y las letras de Terror en el hipermercado o Maquíllate retrataron, con ironía y color, la banalidad de la sociedad de consumo española.

LA MOVIDA DE LA PERIFERIA
Mientras la prensa y la televisión glorificaban a los nuevos iconos urbanos, la realidad de la calle era otra. En los barrios obreros sonaban Leño, Los Chichos o Los Chunguitos, músicos sin el favor mediático que vendían sus cassettes en gasolineras.
La Movida fue, en parte, un producto del centro de Madrid, pero su eco alcanzó todos los rincones. Para el gobierno socialista de Felipe González, aquel fenómeno colorista resultó una oportunidad de oro para conectar con la juventud y vender una imagen de país moderno. Tierno Galván, alcalde de Madrid, lo resumió con su célebre consigna: “¡Roqueros, el que no esté colocado que se coloque, y al loro!”.
EL MAPA NOCTURNO DE LA MOVIDA
La geografía de la Movida se trazó en torno a barrios concretos: Malasaña, Lavapiés, Prosperidad, Carabanchel o Vallecas. Cada uno tenía su templo musical o artístico.

El Rock-Ola (1981) fue la catedral de la Movida. El Pentagrama quedó inmortalizado en La chica de ayer.


Muy cerca, La Vía Láctea (1982), con su decoración kitsch, se convirtió en refugio de genios y raros. El Templo del Gato acogía a los más góticos y El Sol, en la calle Jardines, era el escenario de los directos más salvajes.

Bares como Madrid Me Mata, que era revista y local, fueron punto de encuentro entre guitarras, pinceles y provocaciones.Y aún hoy, el TupperWare de Malasaña conserva la esencia de aquella década irrepetible.

EL MAPA MUSICAL DE LOS OCHENTA
Los pioneros fueron Burning, Tequila, Ramoncín o Paraíso. Después vinieron Alaska y los Pegamoides, Nacha Pop, Los Secretos y Radio Futura. En los primeros años ochenta aparecieron Mecano, Gabinete Caligari, Aviador Dro, Parálisis Permanente, Rubi y los Casinos, Glutamato Ye-Yé, Derribos Arias, Alaska y Dinarama, Los Nikis, Siniestro Total, Las Chinas, Tino Casal, Loquillo y los Trogloditas, Las Vulpes, Olé Olé o La Unión.

La diversidad fue la clave: del punk al pop electrónico, del gótico al glam, todos cabían en la misma explosión cultural.
LA ESTETICA DE LA MOVIDA
La Movida no fue solo música. También fue imagen. Pintores como Ceesepe, El Hortelano, Pérez Villalta o los Costus, junto a Juan Gatti, convirtieron la estética en bandera. Sus obras se exhibían en galerías como Moriarty, Vandrés o Fernando Vijande, que rompieron los moldes del arte contemporáneo español.
Los fotógrafos Ouka Leele, Alberto García-Alix, Pablo Pérez-Mínguez o Miguel Trillo retrataron con luz, grano y descaro una generación que posaba sin miedo. Personajes como Fabio McNamara o Paco Clavel transformaron la provocación en performance cotidiana.

En el cine, Pedro Almodóvar e Iván Zulueta dieron visibilidad a la Movida en películas que mezclaban sexo, locura y calle. En televisión, La bola de cristal de Lolo Rico y La edad de oro de Paloma Chamorro mostraron a toda España la nueva cara del país.

La moda también vibró al ritmo de la época: Antonio Alvarado, Jesús del Pozo, Ágatha Ruiz de la Prada, Sybilla, Manuel Piña, Francis Montesinos o Adolfo Domínguez vistieron a una juventud que quería brillar con luz propia.
REVISTAS Y MEDIOS
Revistas como La Luna de Madrid (1983-1988), Madrid Me Mata (1984-1985) o Madriz (1984-1987) se convirtieron en el altavoz del movimiento.


Financiadas por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento socialista, ofrecieron una visión fresca, irónica y visualmente rompedora.
Era la primera vez que Madrid se retrataba a sí misma con humor, descaro y autoconciencia. La Movida era ya una marca, un relato de país.
EL FINAL DEL SUEÑO: DE ROCK-OLA AL DESENCANTO
A mediados de los ochenta, el fenómeno empezó a apagarse. El cierre del Rock-Ola en 1984, tras un crimen a sus puertas, y la muerte de Tierno Galván en 1986 simbolizaron el fin de la era dorada. La heroína arrasó con demasiados talentos y la comercialización de la música alejó a muchos de sus orígenes.
La Movida, que había nacido como rebelión, se convirtió en producto. Pero su huella perdura. Fue el gran estallido cultural de la España democrática: el momento en que el país, al fin, se atrevió a ser joven.
Bibliografía y fuentes consultadas
Eduardo Cimadevila, La Movida Madrileña.
Ricardo Muñoz Fajardo, La movida musical. Madrid y otros focos de la edad de oro del pop español.
José Luis Gallero, Sólo se vive una vez.
Héctor Fouce, El futuro ya está aquí.
José Manuel Lechado, La movida. Una crónica de los 80.
Juan Carlos de la Iglesia, Ángeles de neón.
Rafa Cervera, Alaska y otras historias de la movida.
Mario Vaquerizo, Alaska.
Jesús Ordovás y Patricia Godes, Guía del Madrid de la Movida.
Miguel Trillo, Javier García, Alejandro Tinturé Eguren.
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