En los primeros años de 1870, la tercera guerra carlista (1872-1876) afectaba principalmente a las Vascongadas. Los hermanos Carlos y Bartolomé Godó, industriales textiles de Igualada, dejaron Bilbao, donde tenían una fábrica de cáñamo, debido a la inestabilidad. Se trasladaron a Barcelona para centrar sus negocios, aprovechando el auge económico de la ciudad, conocido como «la fiebre del oro”.

Los hermanos Godó y Pere Milà i Pi fundaron la sociedad Godó Hermanos y Cía en Barcelona. Establecieron una fábrica de hilados de yute en Sant Martí de Provençals, conocida como «Els Sacs» que producía sacos y arpilleras para embalaje.

Los Godó también estaban involucrados en política y buscaban influir en proyectos locales. Gestionaban la fábrica textil de Ramón Godó, la Igualadina Algodonera en Igualada. Además, miembros de la familia Godó habían ocupado cargos políticos, como Juan Godó i Llucià, quien fue diputado provincial, diputado a Cortes y alcalde de Igualada.

Se enfrentaron al alcalde de Barcelona, Francesc de Paula Rius i Taulet, quien propuso la agregación de municipios periféricos como Sant Martí de Provençals a Barcelona que finalmente se llevó a cabo el 20 de abril de 1897,lo que se tradujo para los Godó en un aumento de sus costos fiscales.

Ese mismo año de 1881 los dos hermanos fundaron La Vanguardia, un diario político de avisos y noticias para apoyar las políticas proteccionistas del partido Liberal fundado por Práxedes Mateo Sagasta.

El primer número del diario salió a la calle el día 1 de febrero de 1881 en un formato de 15×22 centímetros con una tirada inicial de mil ejemplares. Su sede estaba en el carrer de Les Heures.

Era el diario más vendido en Barcelona en 1887. Pero el verdadero impulsor de La Vanguardia, en realidad, no fue ni Carlos Godó Pié ni su hermano Bartolomé sino el hijo de Carlos, Ramón Godó Lallana.

En 1888, La Vanguardia se renovó, abandonando su afiliación política para convertirse en un diario más independiente y plural. Su referente era el Times de Londres, y buscaba reflejar la vida de Barcelona, Cataluña y España. La redacción se trasladó a la calle Barbará, 16 bis, y luego, en 1892, a la Rambla de los Estudios, 7, debido al aumento de su tirada.

 

LA VANGUARDIA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

 

La Vanguardia experimentó una modernización y expansión a principios del siglo XX. En 1903, el periódico inauguró su nueva sede en la calle Pelayo, 28, en un edificio diseñado por el arquitecto Josep Majó Ribas. Esta ubicación serviría como sede principal del diario durante más de un siglo, hasta 2004.

A principios de siglo La Vanguardia competía con el diario regionalista La Veu de Catalunya, El Diluvio y La Publicitat, ambos de izquierdas y republicanos.

Bajo la dirección de Ramón Godó y Agustí Calvet alias «Gaziel», La Vanguardia se consolidó como el primer diario de España y uno de los principales de Europa.

En 1903, estableció un servicio telegráfico exclusivo, ampliado en 1909 con una oficina telegráfica propia. Entre 1907 y 1908, adquirió cuatro linotipias, mejorando la composición tipográfica. En 1910, instaló su segunda rotativa, permitiendo alcanzar 24 páginas por edición. La expansión continuó con la adición de dos rotativas más en 1911 y otras dos en 1912, todas de fabricación inglesa.

En 1912, Ramón Godó fundó Central Papelera en Poblenou para abastecer papel a La Vanguardia y El Correo Catalán rompiendo así el casi monopolio de La Papelera Española.

El éxito del periódico y el apoyo económico de los Godó a la corona llevó a que el Rey Alfonso XIII concediera a Ramón Godó Lallana el título de Conde de Godó (1916). En 1917 La Vanguardia ya era el periódico más leído en Cataluña. Vendía más de 80.000 ejemplares diarios.

Durante la Primera Guerra Mundial se enviaron corresponsales a ambos bandos: Agustí Calvet (Gaziel) cubrió el bando aliado, mientras Enrique Domínguez informaba desde el bando alemán.

En octubre de 1929, La Vanguardia incorporó el huecograbado, lo que permitió reproducir fotografías de gran calidad y tamaño, cambiando significativamente el aspecto del diario. La primera portada con una fotografía a toda página se publicó el 16 de octubre de 1929, mostrando un retrato del rey Alfonso XIII.

El periódico expandió su alcance abriendo una delegación en Madrid y contratando a prestigiosos colaboradores como Azorín y Concha Espina, Joan Maragall, Artur Masriera, Bonaventura Bassegoda, Ramiro de Maeztu, Benito Pérez Galdós, Marcelino Menéndez Pelayo y Miguel de Unamuno.

CARLOS GODÓ VALLS

 

CARLOS GODO VALLS Tras la muerte de Ramón Godó en 1931, su hijo Carlos Godó Valls asumió la dirección del diario. Una de sus primeras decisiones fue nombrar a Gaziel, como director único, rompiendo con la tradición de varios directores simultáneos establecida por su padre (1933). Bajo esta nueva dirección, el periódico experimentó importantes innovaciones y un notable crecimiento, consolidándose como el diario de mayor difusión en Cataluña. Se encargó un nuevo logotipo a Franz Schuwer, jefe de estudio de la editorial Seix Barral

La capacidad de impresión aumentó hasta alcanzar 64 páginas por edición. Se incorporaron teletipos a la redacción y se obtuvo en exclusiva el servicio de noticias de la agencia americana United Press.

Estas mejoras impulsaron el crecimiento de la tirada, que pasó de 60.000-80.000 ejemplares diarios a 200.000-250.000, consolidándose como un diario de alcance nacional. Para reforzar su presencia en Madrid, se instaló una delegación frente al Hotel Palace, dirigida por Josep Escofet.

En 1936, con el estallido de la Guerra Civil, el diario fue incautado por la Generalitat de Catalunya. Carlos Godó, amenazado por la FAI, marchó a Roma con su familia. Durante el conflicto, La Vanguardia tuvo varios directores vinculados a la CNT (Confederación Nacional del Trabajo). Inicialmente, María Luz Morales, crítica de cine y teatro, fue nombrada directora, ya que se pensaba que no matarían a una mujer. Posteriormente, fue sustituida por Paulino Masip, militante del partido de Azaña.

En 1938, el periódico fue puesto a disposición del gobierno de la República. Fernando Vázquez Ocaña, diputado del PSOE, asumió la dirección de La Vanguardia (1937-1939). El 27 de enero de ese año, La Vanguardia volvia a manos de la familia Godó.

Inicialmente, Manuel Aznar Zubigaray, periodista experimentado y abuelo de José María Aznar, asumió brevemente la dirección. Aznar, que había sido republicano en sus inicios y miembro de las juventudes vascas próximas a Sabino de Arana, se adaptó al régimen franquista y ocupó importantes cargos en periodismo y diplomacia.

Había dirigido un periódico en Cuba, había sido redactor de el ABC durante la República y en Madrid, dirigió El Sol. El 29 de enero, por iniciativa de Aznar, el periódico cambió su nombre a La Vanguardia Española.

El periódico era vigilado y sometido a la censura por el regimen franquista. Éste decidió quién sería su próximo director. Se trataba de Luis de Galinsoga,(1939-1960), conocido por su anticatalanismo extremo y su carácter áspero y distante. No soportaba que se hablara catalán en su presencia y albergaba ambiciones de convertirse en ministro.

El incidente que marcó el fin de su carrera ocurrió el 21 de junio de 1959. Galinsoga asistió a misa en la iglesia de San Ildefonso, donde se oficiaba en catalán. Al finalizar, furioso, se dirigió a la sacristía y le gritó al sacristán: «Todos los catalanes son una mierda. Ahora tendré que ir a otra iglesia, cabrones».

La noticia se extendió rápidamente por Cataluña, y un grupo político liderado por Jordi Pujol inició una campaña en su contra. Galinsoga fue citado por Franco en El Pardo, pensando que iba a ser nombrado ministro. Sin embargo, el dictador le dijo: «Haga el favor de no crearme problemas con los catalanes», poniendo fin a sus aspiraciones políticas.

Para forzar su salida, el conde de Godó llenó el despacho de Galinsoga de andamios y albañiles que nunca terminaban las obras. Finalmente, Galinsoga no tuvo más remedio que dimitir en febrero de 1960, después de más de 20 años como “dictador” del periódico. Un año después, el 11 de junio de 1961, La Vanguardia utilizaba por primera vez el color en su portada, con fotografías de Antoni Campañà del recinto ferial de Montjuïc.

Carlos Godó fue procurador en Cortes durante cinco legislaturas. En tres de ellas (1958, 1961 y 1964) representó a la Organización Sindical, participando en la elaboración de la Ley de Prensa de Manuel Fraga. En las otras dos (1967 y 1971), fue designado directamente por Franco como procurador en las Cortes Orgánicas.

En 1965 se creó el Premio Godó de Periodismo se creó en 1965. Tres años después La Vanguardia inauguraba las nuevas instalaciones de TISA en el edificio del chaflan entre las actuales calles de la Llacuna y Ramon Turró. A partir de 1968 acogería las rotativas que fueron traidas desde la calle Tallers.

Javier Godó Muntañola tomó el relevo del diario antes incluso de la muerte de su progenitor en 1987. El tercer conde de Godó ha sido el protagonista de dos grandes cambios

El 3 de octubre de 1989, bajo la dirección de Juan Tapia, se lanzó un nuevo diseño del periódico creado por Milton Glaser. Glaser, el diseñador gráfico, famoso por crear el icónico logo «I ♥ NY» y por haber sido el responsable del rediseño de The Washington Post después del escándalo Watergate

Javier en los años ochenta presidió la cadena Antena 3 Radio como accionista mayoritario y, más tarde, asumió la presidencia de Antena 3 Televisión. Sin embargo, en 1992 dimitió de su cargo en favor de Antonio Asensio, líder del Grupo Zeta, quien se convirtió en el nuevo accionista mayoritario de la cadena.

Actualmente, Javier Godó preside el Grupo Godó, el principal conglomerado mediático de Cataluña, que incluye medios como La Vanguardia, El Mundo Deportivo, RAC1 y RAC105. Ana Godó es consejera, directora de la editorial Libros de Vanguardia y de Vanguardia Dossier

la familia Godó, se han convertido en personalidades en Cataluña tan poderosas que han formado la lista Junts pel sí.

 

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