LUJO, YANKIES Y YONKIES
La Plaza Real de Barcelona es una de las pocas plazas cerradas de Barcelona. Nació como consecuencia directa de las bullangas del el año 1835 en la que se quemaron los conventos masculinos de las Ramblas y tuvo como referente la plaza Mayor de Madrid.

LOS TERRENOS JUNTO A LAS RAMBLAS
Se edificó en un solar del antiguo convento capuchino de Santa Madrona derruido por las tropas borbónicas en 1714.
Antes había habido un burdel muy popular llamado Viladalls, el único legalizado por el ayuntamiento para ejercer la prostitución.
EL CONVENTO DE SANTA MADRONA
Después de muchas negociaciones para lograr la reconstrucción de los conventos de Barcelona, el año 1717, Felipe V permitió a los capuchinos la ocupación de unos terrenos para compensarlos de la pérdida de los conventos de Santa Madrona de Montjuïc y del Montcalvari.
La primera piedra del nuevo convento dedicado a Santa Madrona, en la Rambla, se puso en 1718, en la calle Ferran, en el antiguo Hort del Vidre, donde ahora está la Plaza Reial.

La nueva iglesia se pudo inaugurar en 1723 y seguidamente se trasladaron las reliquias de santa Madrona desde la catedral. Éstas reliquias retornaron más tarde a la catedral para su custodia (1823 y 1835) y finalmente se llevaron a la nueva parroquia de Santa Madrona, donde fueron quemadas en 1909, durante la Semana Trágica.

Estaba en calle del Vidre o del Forn ya que había instalada una fundición y que había acogido un antiguo horno de vidrio construido en el siglo XIV. El terreno compró a un tal Peguera para que se pudiera construir un nuevo convento que se mantuvo en pie hasta 1748 volviendo a reconstruirse al poco tiempo.
El nuevo convento sólo aguanto hasta el Trienio Liberal 1820 cuando fue derribado para volver a construirlo nuevamente en 1824 con Fernando VII en el trono.
APERTURA DE LA CALLE FERNANDO VII
Mientras, el Ayuntamiento amplió la plaza Sant Jaume y abrió una calle dedicada al rey, la calle Fernando, que enlazaría la Rambla con dicha plaza.
En los terrenos del antiguo convento, tras la desamortización 1835, se edificaron unas dependencias municipales como el Teatre Nou, creado para competir con el Teatre de la Santa Creu y unas galerías vidriadas impresionantes.
EL LICEO Y LOS BURDELES
Todo acabó con la construcción del Gran Teatre del Liceu y con el nuevo proyecto de 1848 para la plaza dedicada, en un principio, a los Reyes Católicos .
Ese año apareció un burdel que haría historia, fue la “Casa de Barrets”, una falsa tienda de sombreros.
Era una “tienda” con instalaciones de lujo . Todos los sombreros valían lo mismo. Uno elegía un sombrero, si se pagaba un mayor precio del fijado significaba que el tímido cliente quería un “servicio especial” e inmediatamente se le pasaba a otra estancia donde se le presentaban las “señoritas”. De este local salió la expresión catalana “casa de barrets” para nombrar un prostíbulo.
CONCURSO PARA EDIFICAR LA PLAZA
El ayuntamiento convocó un concurso para la construcción de la nueva plaza.
El elegido fue Daniel Molina i Casamajó que también había proyectado (1844-1849) la cercana Plaza del Duque de Medinaceli y la fachada del Teatro Principal en 1855 tras el incendio del teatro. Fue el primer encargo que le hizo la ciudad. En 1855 sería nombrado Arquitecto Municipal de Barcelona diseñando el salón de plenos del Ayuntamiento en 1860.

EL INICIO DE LAS OBRAS
Las obras de la plaza real empezaron en 1848 y acabaron en 1859.


La plaza estaba rodeada de pórticos, fue edificada con la piedra de las canteras del monte de Montjuïch. En su centro se planeó situar una gran estatua del rey Fernando VII, de aquí el nombre de “Real”.
La misma Isabel II, hija del rey, colocó la primera piedra del monumento.

En el centro se optó por situar una escultura de hierro colado de “Las Tres Gracias” diseñada por el arquitecto Antoni Rovira i Trias que finalmente se situó en la Rambla del Poblenou. En 1926 tras una nueva reforma de la plaza, la fuente volvió a la Plaza Real.
PRIMEROS RESTAURANTES DE LUJO
Bajo sus porches se inauguraron grandes restaurantes como el Cafè Restaurant de París que trajo a Barcelona por primera vez el hielo artificial, y el Grand Restaurant de la France conocido como Can Justin, nombre de su propietario, que servía sus exquisitos platos con vajilla de Limoges y cubiertos de plata. Los primeros cocineros franceses habían llegado a Barcelona tras la invasión francesa y la llegada de los «Cien mil hijos de San Luis». Ellos trajeron a la ciudad el gusto por la cocina internacional y los buenos vinos.

LAS FAROLAS DE GAUDI

En la plaza se plantaron las palmeras y se fijaron dos farolas de luz de gas obra de Antoni Gaudí (1878), fue el primer encargo que le hizo el Ayuntamiento de Barcelona tras obtener su título de arquitecto. La reja de hierro forjado a la entrada del Parque de la Ciudadela había satisfecho al Ayuntamiento. Debía ser el modelo de farola para toda la ciudad pero finalmente sólo se realizaron las dos de la Plaza Real y tres más en el Pla de Palau..


LUJO
La Plaza Real fue el pulmón de la ciudad vieja y rápidamente fue elegida junto a la calle Escudillers como puntos de residencia de las familias pudientes. Se edificaron casas señoriales con altos techos de yeso pintados por buenos decoradores. El Passatge Bacardi fue el primer pasaje cubierto de la ciudad.


EL CAFE SUIZO

Cuando los edificios de la plaza estaban recién estrenados, dos socios italianos, Maffioli i Starna, propietarios de la Fonda dels Falcons en la calle Escudillers montaron el Café Suizo, el «Suiss», para los barceloneses.
El café tenía un puerta que daba a la Rambla, por ella entraban los señores con sus esposas, por la puerta de la plaza los mismos señores entraban con sus “queridas”.

En él Café Suizo celebraban tertulias los intelectuales de la época: Valentí Almirall, Pitarra, Conrad Roure, Santiago Rusiñol, Narcís Oller, Ferran Agulló… Lo mencionaron en sus obras Narcís Oller en «La febre d´Or» y Joan de Sagarra en su «Vida privada» o, en el 2019, Carlos Zanón en su «Carvalho: Problemas de Identidad».

El Suis cerró definitivamente el 30 de marzo de 1949. En una parte de sus instalaciones abrió el Cafe Glaciar.
ATENTADOS ANARQUISTAS
Los últimos años del XIX vieron muchas manifestaciones del movimiento obrero que se iba aglutinando para conseguir mejoras socio-laborales.
El año 1893 el general MartÍnez Campos sufrió un atentado realizado por Paulí Pallàs y Latorre que le lanzo una bomba.

El 8 de enero de 1892 , en Jerez, unos 500 sindicalistas habían intentado tomar la ciudad para liberar a unos compañeros presos en la cárcel. Dos vecinos y un asaltante resultaron muertos lo que desató una represión de las organizaciones obreras.
Un mes después, el 9 de febrero de 1892 se había detenido en Barcelona a un grupo de 200 obreros que habían entrado en una fábrica de zapatos de Gracia para obligar a sus trabajadores a que hicieran huelga solidarizándose con las revueltas anarquistas de Jerez.
LA BOMBA DE LA PLAZA REAL
a las 7:30 de la tarde,. una bomba colocada en una jardinera junto a la que habitualmente se reunía la policía secreta, explotó en una Plaza Real repleta de gente matando a un trapero de 40 años e hiriendo a vecina Maria Rosa Cardona, a la que tuvieron que amputar una pierna y a su novio, un estibador del muelle. Al día siguiente había de ejecutarse en Jerez a los cuatro de los anarquistas, dieciséis más fueron condenados a cadena perpetua.

Éstos acontecimientos supusieron el inicio de una oleada de atentados anarquistas como el que se dirigió al general MartÍnez Campos, en la Gran Vía, la bomba del Liceo en 1893 o el atentado del día del Corpus Christi en 1896. La plaza fue perdiendo su aire burgués y fue popularizándose. Empezó a poblarse de cafés y restaurantes.
LA PLAZA REAL FOCO ESPIRITISTA
También la plaza Real fue un centro difusor del espiritismo.
La doctrina de Allan Kardec, padre del espiritismo, llegó en estos años a Barcelona. En 1861 un exiliado francés, Maurice Lachârte puso a la venta en su librería de la plaza Real las primeras revistas y libros espiritistas. El descubrimiento de la venta de libros prohibidos traerá consigo el último auto de fe de la Inquisición en Barcelona.

La plaza fue también la puerta de entrada a la ciudad del bacalao y de las primeras monas de Pascua y del primer self service que vieron los barceloneses.
En ésta época se hizo muy conocido el Bazar de los Andaluces con fachada a la plaza Real y el pasaje Madoz.
También estuvo aquí la sede del diario republicano “El Diluvio” hasta el año 1929.
EL CAFE RESTAURANTE GLACIER
Ese mismo año llegó a la plaza el Grand Café Restaurant Glacier tras una primera etapa en la Rambla Central. Los espectadores del Liceo venían aquí a cenar tras las funciones. Os preguntaréis porqué el local tiene su logo “nevado”: porque el establecimiento se hizo también famoso con la venta de helados.

La primera mención al restaurante café Glacier data de 1886 cuando estaba en las Ramblas. En 1929, año de la Exposición Universal, se trasladó a la Plaza Real en un local mucho más espacioso.
Tras la guerra civil la plaza Real perdió su carácter burgués y en ella se reunieron jóvenes escritores como César González -Ruano, Pere Pruna, Carlos Barral, Ana María Matute o Juan Goytisolo en el Café Suizo.
En el Bar de la Leona, el grupo de surrealistas de Juan Eduardo Cirlot o Julio Garcés pusieron de moda los concursos de bebedores de cerveza.
De ésta época datan también el Bar Canàries, que servía unos estupendos calamares a la romana o el Vivancos, hoy convertido en el restaurante Les Quinze Nits.
O el Pipa´s Club, único local público donde aún se permite fumar.
DE GLACIER A GLACIAR
Tras la guerra civil, el nombre del «Glacier» se castillanizó: «Glaciar». Durante los años 40 y 50, el Glaciar era el rey de la plaza sirviendo almuerzos a la carta, ostras y resopones a los asiduos del Liceu tras las funciones.
En 1945 acogió en la noche de reyes la entrega de los Premios Nadal ganando Carmen Laforet por su novela “Nada” y en 1967, en una cena íntima, Carmen Balcells presentó a la sociedad barcelonesa a Gabriel García Márquez recién llegado a la ciudad.

El Glaciar fue perdiendo fuelle debido a la mala gestión de sus propietarios y el ambiente enrarecido que vivió la plaza con la llegada de la venta de drogas.
En 1994 dos de sus camareros lo reabrieron pagando 15000 euros mensuales a su propietaria, la marquesa de Fontcuberta.
Ha sido lugar de rodaje de películas como «Libertarias» de Vicente Aranda en 1996 y «Salvador» de Manuel Huerga en 2006.
Los actuales gerentes Rafael Gonzalez y Christian Alary intentan darle al local el ambiente que lo hizo famoso tras su larga historia.

YONKIS
La plaza Real, porticada, con fuentes y palmeras, y que en sus orígenes fue pensada para uso y disfrute de la burguesía, acabó siendo transformada por su proximidad con el barrio chino y el Raval barcelonés.
En 1967 se produjo la primera detención policial por venta de hachís aunque ya en los años 30 se vendía cocaína bajo sus porches.
El Café O’Reixas llegó a agujerear las cucharillas de los cafés para que los heroinomanos no las pudieran utilizar para drogarse.
YANKIS
Desde 1951 a 1977 los marines de la Sexta Flota Americana acamparon a sus anchas en Barcelona. En ralidad no eran “Marines” son “saylors” es decir marineros de la US NAVY , los “Marines” son lo que en español se traduce por Infantería de marina…pero todos les llamaban «marines».


Puede decirse que fueron los primeros cruceristas que llegaron por mar a la ciudad.


Dinamizaron las Ramblas y llenaron de billetes a las prostitutas de Las Ramblas, y trajeron la Coca Cola, los tejanos, las chocolatinas y los nuevos ritmos del Jazz.



Sus restaurantes preferidos para tomar «fish and chips» estaban el las Ramblas: El Restaurante Amaya y el Cosmos , en éste último se atornillaron las mesas para que no fueran utilizadas como armas arrojadizas durante las borracheras.

Pero el verdadero epicentro de sus andanzas eran los garitos de la Plaza Real: El Bar Texas , el Tobogán, la Cervecería Colón o el Bar Brindis, donde los marines podían cambiarse el uniforme por ropa de paisano.
EL TEXAS
El bar Texas había sido una cava de jazz que en poco tiempo formó parte de las rutas etílicas de la Sexta Flota norteamericana. En él hacían sus fiestas privadas los marineros. Tenía dos barras separadas para oficiales y tropa.
EL JAMBOREE

En 1960 el propietario del Brindis contrató una orquesta de jazz cambiando el nombre del local por Jamboree donde tocaba Tete Montoliu y actuaba Gloria Steward .
EL ACCIDENTE DE LA SEXTA FLOTA
El 17 de enero de 1977, una barcaza repleta de marinos que habían estado de fiesta y bebiendo volvía a a su portaviones cuando chocó con un buque de carga. 49 marineros murieron ahogados debido a que no pudieron nadar al estar borrachos.



Un monumento en el puerto que pasa muy desapercibido recuerda el accidente.
NUEVOS LOCALES DE OCIO
El Restaurante Amaya (La Rambla, 20) y el Cosmos eran dos de los primeros lugares a los que los marinos iban a comer cuando llegaban a Barcelona. El Amaya abrió a principios de los años 40.
Estaba rodeado de casas de citas que con la llegada de los marineros de la Sexta Flota hicieron, como se dice popularmente, el agosto.
Para rendir un homenaje a estas mujeres en el Restaurante Amaya se pueden ver unos mármoles blancos agujereados que no son más que las muescas que dejaban los tacones de las prostitutas mientras esperaban a sus clientes.


Por aquel entonces también habían surgido locales tan icónicos como el Colón-jazz Cava, Kit Kat , el club de rock Sidecar, el Karma, o, poco después (1963) el tablao Los Tarantos. En la cervecería Ambos Mundos que tajó a Barcelona los primeros platos combinados de la ciudad.
OCAÑA Y NAZARIO: EL MOVIMIENTO LGTBI

En los años 70 el travestí y pintor de vírgenes José Pérez Ocaña, “Ocaña” residente en la plaza hizo que ésta y Las Ramblas fueran un oasis de libertad.

Era un provocador nato, en sus paseos rambleros no dejaba de escandalizar a los transeuntes con su boca ligera y sus improvisados estriptís.

Él y su íntimo amigo , el pintor Nazario, dibujante del cómic «Anarcoma» visibilizaron en la Rambla la homosexualidad paseando travestidos con sus mantones de manila y sus abanicos.


Murió en 1983 en su pueblo, Cantillana cuando unas bengalas prendieron su disfraz de Sol durante una procesión. Hoy, hay un restaurante con su nombre en la plaza. En su sótano aún se conservan los restos de una antigua farmacia del siglo XIX.

ULTIMAS REFORMAS
Entre los años 1982-84, la plaza fue remodelada por Frederic de Correa y Alfons Milà, que eliminaron la circulación de vehículos y se plantaron nuevas palmeras.
La plaza se había degradado al ser un punto de venta de droga y foco de delincuencia.

Algunos artistas catalanes residieron en la plaza el cantautor catalán Luís Llach o el dibujante y diseñador Mariscal. En los 90, llegó el turismo y la plaza se pacificó, convirtiéndose en lo que es en la actualidad. De noche, es uno de los puntos neurálgicos de la vida nocturna de la ciudad.
Las mañanas de domingo en el centro de la Plaza Real se concentran los coleccionistas de sellos, numismática y chapas de bebidas.
FUENTES CONSULTADAS PARA LA REALIZACIÓN DE NUESTROS VIDEOS:
- La Barcelona de antes
- Barcelofilia
- Cosas de la absenta
- Enarchenhologos.
- Mon Barcino.
- Altres Barcelones.
- Barcelona.cat
- Memoria dels barris.
- Las piedras de Barcelona.
- La Barcelona que me gusta.
- Barcelona mon amour.
- El tranvía 48.
- Gamify.cat.
- El cafés de Barcelona.
- Historia de Barcelona.
- De Santa Creu i Sant Pau.
- Barcelona, Darrera mirada.
- Carmelógrafo.
- Archivos de Maria Engracia Soler Mestres.
- Fotos coloreadas con My Heritage.
- Barcelodona.
- Orgullosa de mi ciudad.
- El último viaje a Icaria
- El Rec Comtal. de E.H.March
- Lluis Permanyer.
- José María Huertas Clavería.
- Silvia Suarez, Anna Priscila Magriñà.
- Enric Calpena: Barcelona, una biografía.
- Xavier Theros.
Xavier Theros, Barcelona a cau d´orella, ed. Comanegra.
Xavier Theros, Vida i miracles de la Plaça Reial
Jose María Carandell, Guía secreta de Barcelona.
Un comentario en «LA PLAZA REAL DE BARCELONA»