plaza real barcelona

LUJO, YANKIES Y YONKIES

La plaza Real es una de las pocas plazas cerradas de Barcelona. Esto significa que está rodeada por edificios, a diferencia de la mayoría de las plazas de la ciudad, que son abiertas.

La plaza Real nació como consecuencia directa de las bullangas del año 1835. Las bullangas eran revueltas populares que se produjeron en Barcelona en el contexto de la desamortización eclesiástica de Mendizábal. En las bullangas, los barceloneses incendiaron varios conventos de la ciudad, entre ellos el convento de capuchinos que se encontraba en el lugar donde hoy se encuentra la plaza Real.

vista aérea de la plaza Real

LOS TERRENOS JUNTO A LAS RAMBLAS

Se edificó en un solar del antiguo convento capuchino de Santa Madrona derruido por las tropas borbónicas en 1714. Junto a el había un burdel muy popular llamado Viladalls, el único legalizado por el ayuntamiento para ejercer la prostitución.

EL CONVENTO DE SANTA MADRONA

LOS CAPUCHINOS EN BARCELONA

En 1578, los capuchinos llegaron a Barcelona con la intención de fundar un convento en la ciudad. El Ayuntamiento les ofreció la ermita de Santa Madrona, en Montjuïc, pero los capuchinos la rechazaron por que los franciscanos aún no la habían abandonado.

Los capuchinos decidieron establecerse en Sarrià, donde fundaron el convento de Santa Eulàlia. La ermita de Santa Madrona fue ofrecida a los servitas, que la ocuparon entre 1582 y 1616. Al mismo tiempo, los capuchinos fundaron el convento de Montcalvari, en Barcelona.

LOS CAPUCHINOS EN MONTJUÏC

En 1616, los capuchinos decidieron ir al convento de Santa Madrona de Montjuïc. Se instalaron allí en 1619. En 1642, el convento graves daños durante la Guerra dels Segadors. En 1651, lo ocuparon los militares y al año siguiente lo fortificaron. Una vez que terminó la guerra, en 1661, empezaron a reconstruir la iglesia, que se inauguró en 1664. Las reliquias de santa Madrona, que las habían llevado a otro sitio para que no se estropearan, las volvieron a llevar al convento.

HUYENDO DE UN LUGAR A OTRO

En 1697, cuando el ejército francés sitió la ciudad, los capuchinos de Montcalvari se refugiaron en Santa Madrona y Santa Eulàlia. Como medida de precaución, las reliquias de santa Madrona fueron llevadas a la catedral. El convento de Santa Madrona sufrió graves daños durante la guerra de Sucesión (1705-1714). En 1706, el convento fue ocupado por el ejército y se convirtió en una base para el ataque a Montjuïc.

Convent de Santa Madrona

Los capuchinos evacuaron el convento en 1713 y el convento sirvió para la defensa de Barcelona. Cuando el convento cayó, los atacantes lo destruyeron a cañonazos. Nunca más volvieron al convento. La proximidad del castillo de Montjuïc lo desaconsejaba. Entre las ruinas del antiguo convento se había levantado una capilla también dedicada a Santa Madrona, restaurada en 1907, que todavía se conserva.

Tras el asedio de Barcelona y una vez finalizados los combates, los capuchinos de Santa Madrona y de Montcalvari, que se habían quedado sin casa, fueron acogidos provisionalmente en el seminario (en Montalegre) que entonces no tenía actividad. Estuvieron allí hasta 1723.

A pesar de los intentos, nunca se autorizó la reconstrucción de los conventos, ya que los edificios levantados fuera de las murallas dificultaban la defensa de la ciudad. Después de muchas gestiones y negociaciones para conseguir la reconstrucción de los conventos de Barcelona, en 1717, Felipe V, permitió a los capuchinos la ocupación de unos terrenos para poder reconstruir Santa Madrona y Montcalvari.

FUNDACION DEL CONVENTO CAPUCHINO JUNTO A LA RAMBLA

Los capuchinos construyeron un nuevo convento dedicado a Santa Madrona en la Rambla de Barcelona en 1718. La primera piedra del nuevo convento dedicado a Santa Madrona, en la Rambla, se puso en 1718, en la calle Ferran, en el antiguo Hort del Vidre, donde ahora está la Plaza Reial.

convento de Santa Madrona

La nueva iglesia se pudo inaugurar en 1723 y seguidamente se trasladaron las reliquias de santa Madrona desde la catedral. Éstas reliquias retornaron más tarde a la catedral para su custodia (1823 y 1835) y finalmente se llevaron a la nueva parroquia de Santa Madrona, donde fueron quemadas en 1909, durante la Semana Trágica.

El convento estaba en calle del Vidre o del Forn llamada así porque había una fundición y porque había acogido un antiguo horno de vidrio construido en el siglo XIV. Otros dicen que debía su nombre a un burdel que había en el lugar con tres camas en tres aposentos diferentes. La casa pertenecía a las parroquias del Pi, San Miguel y San Jaime, y estaba destinada a albergar a personas necesitadas.

El terreno se compró a un tal Peguera para que se pudiera construir un nuevo convento que se mantuvo en pie hasta 1748 volviendo a reconstruirse al poco tiempo.

El nuevo convento sólo aguanto hasta el Trienio Liberal 1820 cuando fue derribado para volver a construirlo nuevamente en 1824 con Fernando VII en el trono. Acabó incendiado en 1935 durante la bullanga que se llevó por delante a todos los conventos masculinos de la rambla. Todos ellos fueron incendiados.

APERTURA DE LA CALLE FERNANDO VII

Mientras, el Ayuntamiento amplió la plaza Sant Jaume y abrió una calle dedicada al rey, la calle Fernando VII que enlazaría la Rambla con dicha plaza. (1824).

En los terrenos del antiguo convento, tras la desamortización 1835, se edificaron unas dependencias municipales como el Teatre Nou, creado para competir con el Teatre de la Santa Creu y unas galerías vidriadas impresionantes.

EL LICEO Y LOS BURDELES

En 1848 se empezó a levantar el Gran Teatre del Liceu y se proyectaba dedicar el espacio dejado por el convento a una plaza en honor a los Reyes Católicos.

Ese año apareció un burdel que haría historia, fue la “Casa de Barrets”, una falsa tienda de sombreros. Era una “tienda” con instalaciones de lujo . Todos los sombreros valían lo mismo. Uno elegía un sombrero, si se pagaba un mayor precio del fijado significaba que el tímido cliente quería un “servicio especial” e inmediatamente se le pasaba a otra estancia donde se le presentaban las “señoritas”. De este local salió la expresión catalana “casa de barrets” para nombrar un prostíbulo.

CONCURSO PARA EDIFICAR LA PLAZA

El ayuntamiento convocó un concurso para la construcción de la nueva plaza.

Plza. Duque de Medinaceli.

El elegido fue Daniel Molina i Casamajó que también había proyectado (1844-1849) la cercana Plaza del Duque de Medinaceli y la fachada del Teatro Principal en 1855 tras el incendio del teatro. Fue el primer encargo que le hizo la ciudad. En 1855 sería nombrado Arquitecto Municipal de Barcelona diseñando el salón de plenos del Ayuntamiento en 1860.

EL INICIO DE LAS OBRAS

El 2 de mayo de 1848, el Ayuntamiento de Barcelona invitó a todos los arquitectos españoles a presentar un proyecto para la urbanización de la zona con la construcción de una plaza.

Las obras de la plaza real empezaron en 1848 y acabaron en 1859.

1859 SE INAUGURA LA PLAZA REAL

El proyecto fue obra del arquitecto Francisco Daniel Molina, quien ideó una plaza rectangular con un trazado rectilíneo que contrastaba con las callejuelas medievales de la zona. La plaza estaba rodeada de pórticos, fue edificada con la piedra de las canteras del monte de Montjuïch. En su centro se planeó situar una gran estatua del rey Fernando VII, de aquí el nombre de “Real”.

El arquitecto Molina encargó al escultor Josep Piquer una escultura de Fernando el Católico para la plaza Real. Piquer no pudo terminar la obra a tiempo y colocó un prototipo de yeso. La reina Isabel II y los ciudadanos quedaron decepcionados con la escultura. Los ciudadanos la apedrearon y quedó completamente destrozada.

proyecto de Rovira i Trias.

En el centro de la plaza se optó por situar una escultura de hierro colado de “Las Tres Gracias” diseñada por el arquitecto Antoni Rovira i Trias que finalmente se situó en la Rambla del Poblenou.

Rovira i Trias había visto la fuente de Durenne en París y quedó fascinado. Al volver a Barcelona, creó su propia versión, que fue inaugurada en 1880. En 1926 tras una nueva reforma de la plaza, la fuente volvió a la Plaza Real.

PRIMEROS RESTAURANTES DE LUJO

Bajo sus porches se inauguraron grandes restaurantes como el Cafè Restaurant de París que trajo a Barcelona por primera vez el hielo artificial, y el Grand Restaurant de la France conocido como Can Justin, nombre de su propietario, que servía sus exquisitos platos con vajilla de Limoges y cubiertos de plata. Los primeros cocineros franceses habían llegado a Barcelona tras la invasión francesa y la llegada de los «Cien mil hijos de San Luis». Ellos trajeron a la ciudad el gusto por la cocina internacional y los buenos vinos.

La plaza en 1874

LAS FAROLAS DE GAUDI

Farolas de Gaudi en la plaza Real. Detalle

En la plaza se plantaron las palmeras y se fijaron dos farolas de luz de gas obra de Antoni Gaudí (1878), fue el primer encargo que le hizo el Ayuntamiento de Barcelona tras obtener su título de arquitecto. La reja de hierro forjado a la entrada del Parque de la Ciudadela había satisfecho al Ayuntamiento. Debía ser el modelo de farola para toda la ciudad pero finalmente sólo se realizaron las dos de la Plaza Real y tres más en el Pla de Palau..

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vecinos recogiendo agua en una fuente de la plaza en los años 1930.
Plaza Real en 1885

LUJO

La Plaza Real fue el pulmón de la ciudad vieja y rápidamente fue elegida junto a la calle Escudillers como puntos de residencia de las familias pudientes. Se edificaron casas señoriales con altos techos de yeso pintados por buenos decoradores.

Invierno en la plaza Real a finales del siglo XIX

EL PASAJE BACARDI

Pasaje Bacardi

Bacardí y Tumba ofreció su propiedad al Ayuntamiento de Barcelona para la construcción de un pasaje cubierto que uniera la Plaza Real con Las Ramblas.

El Ayuntamiento aceptó la oferta y el pasaje fue construido en 1856 por el mismo Molina que reformó el antiguo hostal añadiéndole un nuevo piso abriendo el pasaje.

En los años siguientes se abrieron en él la confitería La Dulce Alianza (1858), seguida de la camisería Bel, la tienda de partituras de Manel Salvat, la perfumería Vives, la fábrica de camas y balanzas de Tomàs Rosal o la editorial de Rafael Guàrdia.

Junto a la plaza Real, se encontraba la popular camisería La Abeja y las oficinas de la Compañía Ferroviaria de Montblanc a Reus.

Fue el primer pasaje cubierto de Barcelona. Tenía una longitud de 120 metros.

EL CAFE SUIZO

Café Suizo.

Cuando los edificios de la plaza estaban recién estrenados, dos socios italianos, Maffioli i Starna, propietarios de la Fonda dels Falcons en la calle Escudillers montaron el Café Suizo, el «Suiss», para los barceloneses.

El café tenía un puerta que daba a la Rambla, por ella entraban los señores con sus esposas, por la puerta de la plaza los mismos señores entraban con sus “queridas”.

En él Café Suizo celebraban tertulias los intelectuales de la época: Valentí Almirall, Pitarra, Conrad Roure, Santiago Rusiñol, Narcís Oller, Ferran Agulló… Lo mencionaron en sus obras Narcís Oller en «La febre d´Or» y Joan de Sagarra en su «Vida privada» o, en el 2019, Carlos Zanón en su «Carvalho: Problemas de Identidad».

Interior del Café Suizo

El Suis cerró definitivamente el 30 de marzo de 1949. En una parte de sus instalaciones abrió el Cafe Glaciar.

ATENTADOS ANARQUISTAS

Los últimos años del XIX vieron muchas manifestaciones del movimiento obrero que se iba aglutinando para conseguir mejoras socio-laborales.

El año 1893 el general MartÍnez Campos sufrió un atentado realizado por Paulí Pallàs y Latorre que le lanzo una bomba.

El 8 de enero de 1892 , en Jerez, unos 500 sindicalistas habían intentado tomar la ciudad para liberar a unos compañeros presos en la cárcel. Dos vecinos y un asaltante resultaron muertos lo que desató una represión de las organizaciones obreras.

Un mes después, el 9 de febrero de 1892 se había detenido en Barcelona a un grupo de 200 obreros que habían entrado en una fábrica de zapatos de Gracia para obligar a sus trabajadores a que hicieran huelga solidarizándose con las revueltas anarquistas de Jerez.

LA BOMBA DE LA PLAZA REAL

Los sucesos de Jerez. Ajusticiados a garrote vil. 1892

a las 7:30 de la tarde,. una bomba colocada en una jardinera junto a la que habitualmente se reunía la policía secreta, explotó en una Plaza Real repleta de gente matando a un trapero de 40 años e hiriendo a vecina Maria Rosa Cardona, a la que tuvieron que amputar una pierna y a su novio, un estibador del muelle. Al día siguiente había de ejecutarse en Jerez a los cuatro de los anarquistas, dieciséis más fueron condenados a cadena perpetua.

Éstos acontecimientos supusieron el inicio de una oleada de atentados anarquistas como el que se dirigió al general MartÍnez Campos, en la Gran Vía, la bomba del Liceo en 1893 o el atentado del día del Corpus Christi en 1896. La plaza fue perdiendo su aire burgués y fue popularizándose. Empezó a poblarse de cafés y restaurantes.

LA PLAZA REAL FOCO ESPIRITISTA

También la plaza Real fue un centro difusor del espiritismo.

La doctrina de Allan Kardec, padre del espiritismo, llegó en estos años a Barcelona. En 1861 un exiliado francés, Maurice Lachârte puso a la venta en su librería de la plaza Real las primeras revistas y libros espiritistas. El descubrimiento de la venta de libros prohibidos traerá consigo el último auto de fe de la Inquisición en Barcelona.

El bacalao se vendió primero en la Plaza Real.

La plaza fue también la puerta de entrada a la ciudad del bacalao y de las primeras monas de Pascua y del primer self service que vieron los barceloneses.

En ésta época se hizo muy conocido el Bazar de los Andaluces con fachada a la plaza Real y el pasaje Madoz.

También estuvo aquí la sede del diario republicano El Diluvio hasta el año 1929.

EL CAFE RESTAURANTE GLACIER

Ese mismo año llegó a la plaza el Grand Café Restaurant Glacier tras una primera etapa en la Rambla Central. Los espectadores del Liceo venían aquí a cenar tras las funciones. Os preguntaréis porqué el local tiene su logo “nevado”: porque el establecimiento se hizo también famoso con la venta de helados.

El Glaciar.

La primera mención al restaurante café Glacier data de 1886 cuando estaba en las Ramblas. En 1929, año de la Exposición Universal, se trasladó a la Plaza Real en un local mucho más espacioso.

Tras la guerra civil la plaza Real perdió su carácter burgués y en ella se reunieron jóvenes escritores como César González -Ruano, Pere Pruna, Carlos Barral, Ana María Matute o Juan Goytisolo en el Café Suizo.

En el Bar de la Leona, el grupo de surrealistas de Juan Eduardo Cirlot o Julio Garcés pusieron de moda los concursos de bebedores de cerveza.

De ésta época datan también el Bar Canàries, que servía unos estupendos calamares a la romana o el Vivancos, hoy convertido en el restaurante Les Quinze Nits.

O el Pipa´s Club, único local público donde aún se permite fumar.

DE GLACIER A GLACIAR

Tras la guerra civil, el nombre del «Glacier» se castillanizó: «Glaciar». Durante los años 40 y 50, el Glaciar era el rey de la plaza sirviendo almuerzos a la carta, ostras y resopones a los asiduos del Liceu tras las funciones.

Carmen Laforet premios Nadal.

En 1945 acogió en la noche de reyes la entrega de los Premios Nadal ganando Carmen Laforet por su novela “Nada” y en 1967, en una cena íntima, Carmen Balcells presentó a la sociedad barcelonesa a Gabriel García Márquez recién llegado a la ciudad.

El Glaciar fue perdiendo fuelle debido a la mala gestión de sus propietarios y el ambiente enrarecido que vivió la plaza con la llegada de la venta de drogas.

En 1994 dos de sus camareros lo reabrieron pagando 15000 euros mensuales a su propietaria, la marquesa de Fontcuberta. Ha sido lugar de rodaje de películas como «Libertarias» de Vicente Aranda en 1996 y «Salvador» de Manuel Huerga en 2006. Los actuales gerentes Rafael Gonzalez y Christian Alary intentan darle al local el ambiente que lo hizo famoso tras su larga historia.

El Glaciar en los años ´50

YONKIS

La plaza Real, porticada, con fuentes y palmeras, y que en sus orígenes fue pensada para uso y disfrute de la burguesía, acabó siendo transformada por su proximidad con el barrio chino y el Raval barcelonés.

En 1967 se produjo la primera detención policial por venta de hachís aunque ya en los años 30 se vendía cocaína bajo sus porches.

El Café O’Reixas llegó a agujerear las cucharillas de los cafés para que los heroinomanos no las pudieran utilizar para drogarse.

YANKIS

Desde 1951 a 1977 los marines de la Sexta Flota Americana acamparon a sus anchas en Barcelona. En realidad no eran “Marines” son “saylors” es decir marineros de la US NAVY , los “Marines” son lo que en español se traduce por Infantería de marina…pero todos les llamaban «marines».

Buque de la Sexta Flota junto al puerto de Barcelona

Puede decirse que fueron los primeros cruceristas que llegaron por mar a la ciudad.

La VI flota en el puerto de Barcelona.
marine en un bar de Barcelona.

Dinamizaron las Ramblas y llenaron de billetes a las prostitutas de Las Ramblas, y trajeron la Coca Cola, los tejanos, las chocolatinas y los nuevos ritmos del Jazz.

Marinos de la Sexta Flota en La Rambla

marineros de la sexta flota en Barcelona

Sus restaurantes preferidos para tomar «fish and chips» estaban el las Ramblas: El Restaurante Amaya y el Cosmos , en éste último se atornillaron las mesas para que no fueran utilizadas como armas arrojadizas durante las borracheras.

Los Marines disfrutando en los bares del área de la Plaza Real.

Pero el verdadero epicentro de sus andanzas eran los garitos de la Plaza Real: El Bar Texas , el Tobogán, la Cervecería Colón o el Bar Brindis, donde los marines podían cambiarse el uniforme por ropa de paisano.

EL TEXAS

El bar Texas había sido una cava de jazz que en poco tiempo formó parte de las rutas etílicas de la Sexta Flota norteamericana. En él hacían sus fiestas privadas los marineros. Tenía dos barras separadas para oficiales y tropa.

EL JAMBOREE

En 1960 el propietario del Brindis contrató una orquesta de jazz cambiando el nombre del local por Jamboree donde tocaba Tete Montoliu y actuaba Gloria Steward .

EL ACCIDENTE DE LA SEXTA FLOTA

El 17 de enero de 1977, una barcaza repleta de marinos que habían estado de fiesta y bebiendo volvía a a su portaviones cuando chocó con un buque de carga. 49 marineros murieron ahogados debido a que no pudieron nadar al estar borrachos.

La barcaza hundida.
Recogiendo a los ahogados.

Un monumento en el puerto que pasa muy desapercibido recuerda el accidente.

NUEVOS LOCALES DE OCIO

El Restaurante Amaya (La Rambla, 20) y el Cosmos eran dos de los primeros lugares a los que los marinos iban a comer cuando llegaban a Barcelona. El Amaya abrió a principios de los años 40.

Estaba rodeado de casas de citas que con la llegada de los marineros de la Sexta Flota hicieron, como se dice popularmente, el agosto.

Para rendir un homenaje a estas mujeres en el Restaurante Amaya se pueden ver unos mármoles blancos agujereados que no son más que las muescas que dejaban los tacones de las prostitutas mientras esperaban a sus clientes.

El Bar Restaurante Cosmos

Por aquel entonces también habían surgido locales tan icónicos como el Colón-jazz Cava, Kit Kat , el club de rock Sidecar, el Karma, o, poco después (1963) el tablao Los Tarantos. En la cervecería Ambos Mundos que tajó a Barcelona los primeros platos combinados de la ciudad.

OCAÑA Y NAZARIO: EL MOVIMIENTO LGTBI

«Ocaña»

En los años 70 el travestí y pintor de vírgenes José Pérez Ocaña, “Ocaña” residente en la plaza hizo que ésta y Las Ramblas fueran un oasis de libertad.

«Ocaña»

Era un provocador nato, en sus paseos rambleros no dejaba de escandalizar a los transeuntes con su boca ligera y sus improvisados estriptís.

manifestaciones del FAGC en las Ramblas

Él y su íntimo amigo , el pintor Nazario, dibujante del cómic «Anarcoma» visibilizaron en la Rambla la homosexualidad paseando travestidos con sus mantones de manila y sus abanicos.

Ficha policial de Nazario …por escándalo público.
pseudo procesión de las vírgenes de cartón piedra de Ocaña.

Murió en 1983 en su pueblo, Cantillana cuando unas bengalas prendieron su disfraz de Sol durante una procesión. Hoy, hay un restaurante con su nombre en la plaza. En su sótano aún se conservan los restos de una antigua farmacia del siglo XIX.

Interior del Bar Ocaña

ULTIMAS REFORMAS

Entre los años 1982-84, la plaza fue remodelada por Frederic de Correa y Alfons Milà, que eliminaron la circulación de vehículos y se plantaron nuevas palmeras. La plaza se había degradado al ser un punto de venta de droga y foco de delincuencia.

Algunos artistas catalanes residieron en la plaza el cantautor catalán Luís Llach o el dibujante y diseñador Mariscal. En los 90, llegó el turismo y la plaza se pacificó, convirtiéndose en lo que es en la actualidad. De noche, es uno de los puntos neurálgicos de la vida nocturna de la ciudad.

Las mañanas de domingo en el centro de la Plaza Real se concentran los coleccionistas de sellos, numismática y chapas de bebidas.


FUENTES CONSULTADAS PARA LA REALIZACIÓN DE NUESTROS VIDEOS:

Xavier Theros, Barcelona a cau d´orella, ed. Comanegra.

Xavier Theros, Vida i miracles de la Plaça Reial

Jose María Carandell, Guía secreta de Barcelona.

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