La Maquinista Terrestre y Marítima fue la empresa clave para la industrialización del país. Se abrió en 1855 y se mantuvo en activo hasta 1991.
LOS INICIOS DEL FERROCARRIL
A principios del siglo XIX España disponía de tan solo unos cuatro mil kilómetros de rudimentarias carreteras. Los primeros ferrocarriles europeos comenzaron a aparecer durante el segundo tercio del siglo XIX.
En 1829, uno de los precursores del ferrocarril en España, el gaditano José Manuel Díez Imbrechts presentó la primera solicitud de construcción de una línea ferroviaria. Díez era amigo de Robert Stephenson, hijo del inventor de la locomotora.
Pero la iniciativa fracasó al no encontrar suficientes inversores y la idea sería retomada por su socio Marcelino Calero. Éste rebautizó el proyecto como «Camino de Hierro de la Reina María Cristina», pero tampoco logró realizarlo. En 1837 entró en funcionamiento la línea que unía La Habana y Güines en las posesiones españolas de ultramar.
TREN BARCELONA-MATARÓ
Sin embargo, no sería hasta 1848 cuando se construyó el primer ferrocarril en la España peninsular. El proyecto, del que fue responsable Miquel Biada, unió, mediante 28 kilómetros de vías, las localidades de Barcelona y Mataró.
Biada, que había participado también en la línea de La Habana, falleció unos meses antes de ver concluida la línea, pero sentó las bases de la industria a nivel nacional.
DIFICULTADES INICIALES
El desconocimiento técnico, la falta de grandes inversores, el atraso económico general y la orografía dificultaron su implantación.
En respuesta a los problemas orográficos, los ingenieros Santa Cruz y Subercase propusieron un ancho de vía distinto al que se utilizaba en el resto de Europa.
En lugar del estandar de 435 metros europeo, se optó por una separación de 1,668 metros. El nuevo estándar constituiría el “ancho de vía ibérico”, ya que Portugal también lo haría suyo.
Más de veinte centímetros de ancho respecto a las vías europeas, que estaban justificados por el uso de máquinas de mayor potencia para salvar los accidentes del terreno.
EL GRAN IMPULSO AL FERROCARRIL
En 1855, La industria ferroviaria recibió el empujón definitivo en España con la Ley General de Caminos de Hierro promulgada en 1855 (a partir del Bienio Progresista del general Espartero).
Con ella se permitiría la entrada de capital extranjero en las sociedades españolas, incentivándose la creación de grupos de inversión de capital mixto.
Al contrario que los moderados, los progresistas pensaban que el ferrocarril era indispensable para la modernización y desarrollo del país.
En tan solo trece años se construyeron cientos de kilómetros de ferrocarril. El centro de la red sería Madrid, como ya ocurría con las carreteras. La rápida expansión se debió a la colaboración entre empresas extranjeras (sobre todo francesas), españolas y el gobierno. (+ info…)
Esta ley de ferrocarriles no se habría podido desarrollar sin los cambios legislativos emprendidos en el año 1856 en relación con las Sociedades Bancarias y Crediticias.
Éstas leyes propiciaron la creación de sociedades anónimas ferroviarias que se encargarían de la construcción y explotación de los diferentes tramos de la red, preveían el pago de subvenciones y permitían la importación de materiales ferroviarios. Se llegaron a crear unas veinte compañías. (+info)
LA LLEGADA DEL VAPOR COMO MOTOR MODERNIZADOR
El inicio de la era del vapor en Cataluña apareció con la puesta en marcha de la fábrica textil Bonaplata (1833), el primer viaje del El Balear, (1834), y la apertura del ferrocarril de Barcelona a Mataró,(1848). La “Nuevo Vulcano”, junto con “El Vapor”, “La España Industrial” y la MTM fueron las fábricas más emblemáticas del inicio de la industrialización en Barcelona.
La MTM fue la principal constructora de obras metálicas de todo tipo de maquinaria industrial: de motores para barcos, de locomotoras de vapor, de todo tipo de piezas para todos los sectores industriales.
Edificará también los mercados de el Born (1876), Sant Antoni (1882) el Mercado de la Barceloneta (1884) o , el Mercado de la Abacería de Gràcia (1892), o la techumbre del mercado de la Boquería (1914).
En el año 1888 también había participado en la construcción del monumento a Colón (1888).
«Se decía de La Maquinista que entraban todas las piezas por un lado y, por otro, salía una máquina de tren entera». Era la única empresa española que podía construir íntegramente una locomotora.
LA FUNDACIÓN DE LA MTM
En España, a partir de la Ley de Ferrocarriles de 1855 se planteó la construcción de una red nacional, en la que intervino de modo mayoritario el capital extranjero (como los hermanos Péreire y la banca Rothschild ).
La Maquinista se fundó ese mismo año, el 14 de septiembre de 1855 de la fusión de dos fundiciones:
- la de Valentí Esparó erigida de las ruinas de la fábrica Bonaplata (en la calle Tallers)
- y talleres de Tous y Ascacibar, “La Barcelonesa” (situada en los terrenos de lo que fué el convento de Sant Agustí, en la calle Sant Pau donde hoy está el teatre Romea).
La empresa empezó con un capital de 20 millones de reales de vellón (unos 20 millones de pesetas) repartidos en 5000 acciones de 4000 reales.
Sus fundadores fueron : Nicolau Tous , propietario de “La Barcelonesa” y Celedonio Ascacíbar.
sus principales accionistas serían grandes empresarios como:
- Ramón Bonaplata (propietario de la mayor fábrica textil a vapor que resultó asaltada y quemada en 1835 durante las bullangas),
- Josep M. Serra (riquísimo hijo de indianos, inversor),
- Joan Güell (que había hecho fortuna con el tráfico de esclavos) y
- José Antonio de Mendiguren.
Todo ello ocurrió, como hemos dicho, en 1855 año de grandes revueltas de los trabajadores.
SUS INICIOS INTRAMUROS
La quema del Vapor Bonaplata en 1935 en los actos de ludismo acabó con la producción de hilados. El taller mecánico y la fundición siguieron funcionando. En 1838, uno de los socios, Valentí Esparó compró la empresa.
Y empezó su actividad en el Raval hasta que en diciembre de 1861, ante la creciente necesidad de mayor producción, se decidió derruir las fábricas de las calle Sant Pau (donde hoy está el Teatre Romea) y la calle Tallers (donde estuvo la fábrica Bonaplata) vendiéndose los terrenos por parcelas.
El motivo del trasladó era debido a que en 1846 el Ayuntamiento había prohibido la instalación de nuevas industrias a vapor dentro de las murallas de la ciudad.
Las nuevas fábricas se edificarán a partir de ésta fecha, sobre todo, en las próximas poblaciones de Sants, Poblenou y la Barceloneta..
LA BARCELONETA.
La Barceloneta empezó su despegue industrial una vez finalizada en 1858 su pertenencia a la jurisdicción militar. Había mucho espacio para edificar. Su proximidad al puerto facilitaba la carga y descarga de materias primas y maquinaria pesada.
…y muy cerca, en el cercano Portal de Mar, estaba la estación del Ferrocarril de Mataró.
Con la instalación del primer gasómetro (1840), que había obtenido la concesión del alumbrado de la ciudad, nacía la segunda especialización industrial en la Barceloneta: la producción de gas.
En 1841 la Barceloneta era ya la segunda población metalúrgica de Cataluña después de Barcelona, con su fundición y, sobre todo, los talleres Nueva Vulcano (abiertos en 1836).
Durante la segunda mitad del siglo XIX, el asentamiento de importantes industrias del metal:
-Los Talleres Alexander (1845) , La Maquinista Terrestre y Marítima (1855) y el gasómetro fueron confirmando su especialización industrial: las construcciones navales, la metalurgia, el gas.
En la Barceloneta se levantarán entre 1903 y 1910 más construcciones edificadas también para uso industrial (sobre todo del arquitecto municipal Josep Domènech Estapà) como la Torre de Aguas, que todavía hoy permanece en pie.
LA SEDE DE LA MTM EN LA BARCELONETA.
La Maquinista Terrestre y Marítima inauguró unos nuevos talleres en la Barceloneta, en los terrenos de la «Casa de Banys» que pertenecía a la Casa de la Caritat, entre las calles Maquinista, Sant Josep, Mina y Ginebra (donde antes hubieron barracas).
Muy cerca del astillero y fundición de su rival, la “Nuevo Vulcano” .
Las instalaciones de la MTM ocupaban una superficie de 17.500 metros cuadrados y ocupaban a 1.200 trabajadores.
A finales del XIX la demanda de maquinaria industrial, locomotoras y barcos a vapor (en menor medida) obligaron a los inversores a impulsar otra ampliación y la construcción de un dique seco (1895) para la construcción de barcos.
Entre 1883 y 1917 la Maquinista Terrestre y Marítima había construido de forma artesanal ochenta y nueve locomotoras de vapor por lo que decidieron construir una nueva factoría destinada exclusivamente a la fabricación de locomotoras.
LA FACTORÍA DE SANT ANDREU.
En 1917 los talleres de la Maquinista Terrestre y Marítima de la Barceloneta se destinaron ya únicamente a almacén de maquinaria.
Toda la producción se trasladó al Distrito Sant Andreu al comprar dieciocho hectáreas de terreno. Se encargó de las obras el ingeniero Joan Curet.
El 20 de agosto de 1920 salía de los nuevos talleres del hoy distrito de Sant Andreu la primera locomotora.
La empresa se ocupará a partir de entonces de la construcción de tranvías, locomotoras y vagones del metro para la ciudad hasta hoy en día…
Durante la guerra la empresa se usó como taller para maquinaria bélica . Se bombardeó la zona… pero nunca dieron con la factoría; cuando se hicieron las obras para las Olimpiadas levantaron el suelo y salieron un montón de pasadizos bajo tierra.
LA MAQUINISTA Y EL MOVIMIENTO OBRERO.
La Maquinista Terrestre y Marítima será también uno de los principales focos de concienciación de la clase trabajadora. Eran más de tres mil trabajadores luchando al unísono por la mejora laboral.
Su sindicato era el más influyente: Si la Maquinista protestaba, todo el mundo lo hacía.
EL I.N.I
Para intentar garantizar la situación de la empresa, considerada estratégica por el gobierno español de la época, a partir de 1956 entró en su capital el Instituto Nacional de Industria.
Este organismo público se convertiría en 1972 en el accionista mayoritario y una década más tarde era prácticamente el único propietario.
LA FACTORÍA DE ASLTHOM EN SANTA PERPETUA DE LA MOGODA
La Maquinista se unió a Macosa (otro pilar de la industria del metal barcelonesa), creando la nueva sociedad Meinfesa.
A finales de los ochenta, los históricos talleres de Sant Andreu fueron vendidos (1989) a la multinacional franco-británica Geg Aslthom que, en 1993 optó por cerrarlos y trasladar su actividad a unas modernas instalaciones levantadas en Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona).
en 1997 todas las naves de Sant Andreu fueron derruidas para 10 años más tarde (1998) empezar las obras para construir el actual centro comercial de La Maquinista inaugurado En el año 2000.
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FUENTES CONSULTADAS PARA LA REALIZACIÓN DE NUESTROS VIDEOS:
- La Barcelona de antes
- Barcelofilia
- Cosas de la absenta
- Enarchenhologos.
- Mon Barcino.
- Altres Barcelones.
- Barcelona.cat
- Memoria dels barris.
- Las piedras de Barcelona.
- La Barcelona que me gusta.
- Barcelona mon amour.
- El tranvía 48.
- Gamify.cat.
- El cafés de Barcelona.
- Historia de Barcelona.
- De Santa Creu i Sant Pau.
- Barcelona, Darrera mirada.
- Carmelógrafo.
- Archivos de Maria Engracia Soler Mestres.
- Fotos coloreadas con My Heritage.
- Barcelodona.
- Orgullosa de mi ciudad.
- El último viaje a Icaria
- El Rec Comtal. de E.H.March
- Lluis Permanyer.
- José María Huertas Clavería.
- Silvia Suarez, Anna Priscila Magriñà.
- Enric Calpena: Barcelona, una biografía.
- Xavier Theros.