Vamos a contaros la historia de la moda en Barcelona desde el siglo XVIII hasta la Belle Époque.
LA MODA EN EL SIGLO XVIII
En el siglo XVIII la mayoría de catalanes tenía dos tipos de muda: la de cada día y la de los días de guardar. El hombre cubría su cabeza con una barretina y la mujer con un pañuelo.
Las señoras de las clases superiores, siguiendo la moda de la realeza y de acuerdo a la decencia y las buenas costumbres debían vestir los preceptivos polisones, corsés, cotillas o miriñaques con ballenas. Las mangas bien anchas, peluca y guantes, medias de seda y zapatos de hebilla.
LA MODA REVOLUCIONARIA
La Revolución Francesa destronó el señorío. Se olvidaron todos los artilugios que encorsetaban a las mujeres para cubrirlas con vestidos ligeramente escotados, lisos y lijeros, atados bajo el pecho.
Con el afianzamiento de la burguesía vino un retroceso …Las señoras querían parecer reinas… compensaban su falta de nobleza con una indumentaria ostentosa.
MARIA EUGENIA DE MONTIJO.
El corsé era otra vez fundamental para tener una cintura de avispa . La falda… mejor si era ahuecada con su refajo y su miriñaque, que puso de moda Maria Eugenia de Montijo (1830) noble española y esposa de Napoleón III .
Era tan amplio el miriñaque que un amante podía esconderse dentro de las faldas… Sí, era perfecto para llevar en un palacio… pero no la ciudad…
En 1860 en Londres ya prohibió subir al tranvía a las señoras con miriñaque porque no cabían por la puerta y ocupaban demasiado .
Se dieron muchos casos de mujeres quemadas por el incendio de sus faldas al pasar cerca de la chimenea o del brasero, como le ocurrió Cecilia, la esposa de Eduardo Conde, el propietario de los almacenes El Siglo.
Estaba claro que para una barcelonesa moderna eso no era nada práctico, no te podías sentar a charlar con una amiga en un canapé…
MODA DE CABALLERO
También se pasó de moda el caballero con capa de terciopelo negro y sombrero de copa que según las estrictas reglas de etiqueta, debía lucirse solo en exteriores.
Al final el sombrero de copa quedó relegado al mundo del arte y los espectáculos de magia para sacar conejos de la chistera… o para determinados acontecimientos sociales, políticos o para los negocios. Decía Benito Pérez Galdós: “El sombrero de copa da mucha respetabilidad a la fisonomía, y raro es el hombre que no se cree importante sólo con llevar sobre la cabeza un cañón de chimenea“.
En la ciudad, sin ninguna duda, era más conveniente el bombín de fieltro que se fabricaba en serie y era mucho más barato.
LA MODA EN EL SIGLO XIX
La industria textil catalana despegó en el mismo momento que se le permitió comerciar con América. De repente Cataluña tenía como mercado a todo un continente!!
De los pequeños talleres se pasó a pequeñas y grandes industrias que empezaron a producir telas en serie a bajo precio con una gran variedad de coloridos…. ! gracias a la máquina de vapor inventada en Inglaterra!.
LA REVOLUCION DEL VAPOR
El Vapor Bonaplata fue la primera gran fábrica que abarató los costes y vendió tejidos a bajo precio.
LAS SASTRERIAS DISTINGUIDAS
Y con el hiper desarrollo de la industria textil nacieron nuevos oficios y comercios especializados: camiserías, sombrererías, zapaterías, paragüerías como “Bruno Cuadros” y mercerías que disponían todo tipo de telas y complementos.
En el centro de la ciudad estaban las mejores sastrerías: “Xancó“, “Bell“, “Santaeulalia“, “Gonzalo Comella“, “El Indio“, o la “Cotillería Serra“…. Estaban especializadas en camisas la “Casa Bonet” y la “Flotats“.
PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
A principios del siglo XX la alta costura de París copaba la moda europea.
DE DOUCET A POIRET
El taller Jacques Doucet era el Vaticano de la moda. Recomendaba un traje o vestido para cada ocasión: para pasear por la mañana un conjunto matinée, para ir al teatro o al Liceo debía vestirse de soirée.
Triunfaba la figura femenina en forma de S, la “mujer flor” de largos vestidos y sombreros adornados con encajes y plumas.
Paul Poiret, jefe de taller de Doucet, eclipsó a su patrón. Alérgico a la uniformidad, pensaba que las mujeres verdaderamente elegantes eran las que creaban moda, no las que la seguían. El corsé era muy anticuado para el nuevo siglo…
SASTRERIAS DE BARCELONA. LAS MODISTAS
Si el caballero quería dar una buena impresión y se lo podía permitir debía llevar levita durante el día y frac por las noches. Los sastres más reclamados eran el “Taller del Cid” en la calle Aviñò esquina con calle Fernando y “La tijera de Oro” de la calle Pañería.
Las mejores camisas las tenías en “Morell” , en “La Guisonense” de la calle Hospital o en la “Casa New England” de Rambla Catalunya número 10.
En Barcelona había no menos de 300 modistas con cierto renombre. Las más reconocidas, cada vez que volvían de París anunciaban la llegada de una nueva colección a BarcelonaLas señoras del Paseo de Gràcia visitaban a María Molist, Madame Lebrún o Joana Valls para encargarles los modelitos. Las hermanas Montagne incluso ponían su etiqueta, signo de exclusividad, elegancia y distinción.
Las señoras “comme il faut” iban a bailar a la Maison Dorée con sus sofisticados vestidos oscuros, largos y con bordados.
Sus hijas adoran la simplicidad, no tenían edad para demostrar nada más que juventud, desenfado y diversión. Eran los tiempos del charlestón.
“Furest” ofrecía máxima calidad. Las prendas estaban hechas a medida, es decir, eran más caras…y “Santaeulalia” se aventuró a hacer los primeros desfiles de moda en Barcelona.
LOS ALMACENES DE LA MODA
Aunque no era tan “chic” las jóvenes, preferían comprar sus vestidos hechos en serie en “EL “Dique flotante”, a “Can Jorba” o en los almacenes “El Siglo” que repartía sus catálogos por diestro y siniestro. Más baratos eran Casa Vilardell”, “Almacenes Capitol” o “El Aguila”.
Un vestido barato podía costar de 3 a 7 pesetas, además tenían ligas, cinturones, refajos, corpiños… !de todo!…Para los señores tenían calcetines de hilo, algodón o lana y, en verano, trajes de baño para ir a la playa. Con la I Guerra Mundial convirtió a la neutral España y, especialmente Cataluña, en proveedora de vestimenta para las tropas en conflicto.
LA MUJER TRABAJADORA
Las mujeres se incorporaron al mundo laboral vistieron pantalones de trabajo en la fábrica. Se impusieron los vestidos ajustados !!! sin corsé” (1914) y por primera vez se ponían el sujetador recién inventado en Estados Unidos.
Las mujeres pasaron de llevar unos 3 kgr de tela a menos de 1 kg. El bajo del vestido se elevó… y se empezaron a ver por primera vez los zapatos!!
Aparecieron en el mundo laboral las dependientas, las mecanógrafas, o las telefonistas…que preferían los mocasines, por prácticos y cómodos, a los viejos zapatos con cordones. Para los festivos también prefieren los nuevos zapatos de salón sin cordones…
LA MODA EN LOS AÑOS VEINTE
Todas las damas del Paseo de Gracia seguían las últimas tendencias de los ateliers de París a través de revistas como “Revue de la moda”, “Mode Ilustrée” o“Le Paris Elegánt”…
Algunas, las más pudientes, iban directamente con sus esposos a comprarse un abrigo de pieles, !lo último de lo último!
Otras se conformaban con copiar los modelitos de las revistas… para lucirse en el Liceo o en los elegantes bailes de la ciudad. Sus hijas entendían la vida de otra manera.
CHICAS MODERNAS, ALEGRES Y DEPORTISTAS.
La jovencita moderna quiere mostrarse bella y femenina pero a la vez activa, deportista, desenfadada y cómoda. Los vestidos negros de sus abuelas murieron con ellas.
LAS FLAPPERS
En los años 20 a las chicas más modernas se la llaman “Flappers”. Lo moderno son los vestidos de tubo , los jerseis de punto hechos a mano, las faldas más cortas para mostrar las medias y los tobillos , los collares largos… y complementos como las estolas de marabú o largos collares de perlas .
COCO CHANEL
Si quieres ir a la moda a la Exposición Internacional (1929) es ideal un traje chaqueta de punto con hombreras y algún sombrerito sencillo, a lo Coco Chanel quien había abierto casa en Deauville y Biarritz hacía unos 20 años.
El no va más es el nuevo diseño de Mariano Fortuny, el vestido DELPHOS que se lleva sin ropa interior.
… y para ir a bailar charlestón los domingos se prefieren los vestidos de seda, raso o muselina con grandes escotes en la espalda y peinados con ondas tipo Bob, un corte recto que se extiende hasta la altura de la mandíbula, generalmente con flequillo a lo garçonne de clara influencia masculina.
Para las más atrevidas, cabello teñido en rubio platino… y maquillaje con polvos de arroz, labios con carmín y sombras oscuras perfilando los ojos imitando a las estrellas vap del momento.
Fundamentales los zapatos Marie Jane o Merceditas o los de estilo Charlestón.
Y para rematar, un gran sombrero con plumas o un tocadito con bonete decorado con plumas, tela de rey y flores.
En un próximo capítulo analizaremos la moda de los años 30 y 40 del siglo XX.
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