A finales del siglo XVIII “la Rambla” ya era el paseo preferido de los barceloneses, disponía de arbolado, bancos para sentarse y puestos de flores y pájaros.
El Café de la Opera nació como una taberna y hostal para atender a los viajeros que tomaban allí los carruajes con destino a Zaragoza y Madrid.
Cuando se inauguró el Liceo (1847) el local se convirtió en la Chocolatería Restaurant del Mallorquí, popularmente conocida como “La Mallorquina”. Por su proximidad al Liceo era muy frecuentado por la burguesía industrial y política.
En 1882 se actualizó el local para dar una imagen de Café Vienes. Era también punto de venta de entradas para el Teatro Principal y el Romea.
En 1928, a las puertas de la Exposición Internacional de 1929, se reformó totalmente dándole un estilo modernista. Había nacido el Café de la Opera que ha llegado hasta nuestros días.
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AGRADECIMIENTOS / FUENTES CONSULTADAS
Gumersindo Fernández y Enrique Ibañez, Comerços històrics de Barcelona, Samaruc editorial.
