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Si hubiésemos preguntado a cualquier barcelonés de principios de siglo dónde está el barrio gótico, nadie te habría indicado cómo llegar… porque nunca existió como tal.

UN PROYECTO BURGUES PARA ATRAER AL TURISMO

El Barrio Gótico de Barcelona es hijo de la construcción de la Via Laietana y fue construido en las décadas centrales del siglo XX. Incluso su nombre también es una creación moderna, ya que tradicionalmente el espacio era conocido como barrio de la Catedral. 

Aunque, en teoría, los monumentos históricos nos remiten a épocas pasadas, en muchos casos han sido fabricados recientemente. Como dice Santiago Tarín “…la historia se construye, se manipula, se distorsiona y se adorna, dependiendo de quien la escriba y cuándo la escriba”.

Un ejemplo de recreación histórica lo tenemos en París, sin historia urbana medieval conservada. Las recreaciones contemporáneas satisfacían al visitante tanto como si fuesen originales.

En las Exposiciones Universales europeas ya se había ensayado con gran éxito el recrear recintos arquitectónicos que remitiesen a la historia de la ciudad organizadora como sucedió en las exposiciones de París, de Budapest, de Milán o en la misma Barcelona que para la celebración de la Expo Internacional de 1929 se edificó “El Pueblo Español”.

Eugène Viollet-le-Duc (1814-1879), fue el que estableció las pautas en Europa sobre cómo se deberían restaurar los edificios medievales. Su método fue aceptado en el resto de Europa.

LA SOCIEDAD DE ATRACCION DE FORASTEROS

El movimiento catalanista copaba las instituciones catalanas de principios del XX: el Ayuntamiento, la Diputació y la Mancomunitat.

Sociedad de Atracción de Forasteros

El 1 de abril de 1908 a instancias de la Lliga Regionalista, que había ganado las elecciones municipales de Barcelona, se fundaba la Sociedad de Atracción de Forasteros (SAF).

Su junta directiva estaba formada por algunos dirigentes del partido (como Puig i Cadafalch, Duran y Ventosa, Prat de la Riba y Cambó). El alcalde Sanllehy era el presidente.

Su objetivo era lo que hoy llamaríamos, una operación de marketing urbano: Transformar una ciudad provinciana y mal comunicada en una metrópolis cosmopolita de primer orden con el objetivo de atraer turismo internacional.

Era necesario crear espacios simbólicos para la identificación colectiva como nación, como se había hecho con la reconstrucción del monasterio de Ripoll, (Elies Rogent entre 1886 y 1893) y la del Monasterío de Montserrat en su milenario.

EL BARRIO DE LA CATEDRAL

Ramón Rucabado, economista, escritor y polemista católico, defendía la idea de rehabilitar el entorno de la Seo creando un barrio de inspiración neogótica.

Joaquim Folch i Torres, afirmaba que la reconstrucción monumental era como la reconstrucción de la patria.

Adolf Florensa era de la misma opinión, y (en 1958) no tuvo ningún problema en admitir que el barrio gótico no existía: era sólo un eslogan turístico.

Agustí Durán también afirmó que nunca hubo un barrio gótico, si un barrio barroco o renacentista. Las únicas construcciones verdaderamente góticas eran las Atarazanas, el Salón del Tinell, el interior de la Catedral, la capilla de Santa Àgueda , la Casa Pia Almoina y poca cosa más. 

Y Puig i Cadafalch decía: «Las calles de Montcada y Mercaders están pidiendo convertirse en calles de Núremberg, Brujas o Florencia. Barcelona puede ser, en unos cuantos años, una Bruselas meridional, esa gran Barcelona soñada tantas veces”.

LA CATEDRAL

La fachada de la catedral se había dejado sin acabar y la burguesía del XIX, como había sucedido en otras ciudades europeas, se propuso concluirla.

Manuel Girona, el banquero y político conservador que llegó a ser alcalde de Barcelona quiso hacerse cargo del pago de sus obras (1882-1913).

fachada de la catedral de Barcelona aun inacabada

Catedral de Barcelona

EL PROYECTO

Había que tirar las casas vulgares, eliminar las aceras, cambiar los adoquines por anchas losas y eliminar el tráfico rodado.

El 10 de marzo de 1908 comenzaron los derribos de los barrios afectados por el plan de la vía Layetana que dejaba dividido en dos el centro histórico.

Entre los edificios que se perdieron estaban el Palacio del marqués de Monistrol, el Palacio del marqués de Sentmenat, el Convento de San Sebastián o el de San Juan de Jerusalén.

También desaparecieron muchas calles y callejones como Arc de la Gloria, de les Magdalenes, la calle Graciamat, Batea, Consolat, Arc de les filateres, la calle Fondet, la calle y la Plaça de l´Oli, la calle Avellana, Mirambell…

El macro proyecto constaba de tres partes: restauración de los restos conservados, traslados de edificios a preservar piedra piedra hasta el nuevo destino y armonizar el resto con elementos neomedievales.

Se documentó todo el proceso y se decidió conservar los elementos arquitectónicos más interesantes en unos almacenes municipales hasta darles nuevo uso.

LAS OBRAS

Las obras de monumentalización empezaron en 1927, sufrieron un parón durante la guerra civil y acabaron definitivamente en los años setenta.

En 1927 la Diputación comenzó a restaurar las Cases dels Canonges, un conjunto de origen medieval que se encontraba a espaldas de la catedral.

Jeroni Martorell se encargó del proyecto con la intención de darle el aspecto de «casa catalana» como algún día debía haber tenido.

El proyecto de Martorell se basaba en los estudios de Puig i Cadafalch: reconstruir con elementos salvados tras la apertura de la apertura de la vía Layetana. Sin embargo, José María Milà i Camps (abuelo de la periodista Mercedes Milà) mandó a rehacer el proyecto, introduciendo elementos propios del gótico nórdico.

Las actuaciones en la plaza del Rey se encaminaron a mantener su antigua estructura pero eliminando los elementos arquitectónicos originales disonantes para sustituirlos por otros más apropiados.

Adolf Florensa dirigió las intervenciones. Fuera del núcleo de la catedral se restauraron el Hospital de la Santa Creu y  las atarazanas…

También se intervino también sobre la muralla romana y sobre los edificios más emblemáticos de la calle Montcada creando fachadas de apariencia medieval.

Viéndolo desde nuestra perspectiva todo parece maravilloso. Pero para los barceloneses de la época no lo fue tanto. Los vecinos del barrio de la catedral fueron los grandes perjudicados, muchos tuvieron que cambiar de domicilio ante el aumento del valor inmobiliario del suelo. La prensa publicaba: “Barcelona ha pensat poc En els barcelonins i massa amb el foraster”.

LA PLAZA DEL REY

A la plaza del Rey (1936) fue a parar la casa Padellàs de la calle Mercaders que, al abrirse la Vía Layetana fue desmontada piedra a piedra eliminando los elementos discordantes añadiéndose otros nuevos para recrear un depurado estilo gótico civil…

Plaza del Rey

En el Palau reial se restauró el Salón del Tinell y se “retocó” la fachada para darle la apariencia que podría haber tenido en el pasado añadiéndole rosetones y ventanas coronellas.

El portal neoclásico fue eliminado de la construcción para resituarlo en la actual entrada del Museo Marés, reinterpretado en 1948 con restos de antiguas casas señoriales y algunos retoques de apariencia antigua.

Del edificio del Centro Excursionista de Cataluña de la calle Paradís se ocupó en 1922 Lluís Domènec i Montaner que le lavó la cara a base con ventanas coronellas, almenas y merlones.

Milá i Fontanals sugirió crear un puente que uniese el palacio de la Generalitat y la Casa dels Canonges, El arquitecto de la Diputación,  Joan Rubió i Bellver, discípulo de Gaudi, lo proyectó en estilo gótico flamígero del norte de Europa y se construyó en 1928 de cara a la próxima Expo Internacional de 1929.

A la plaza de Sant Felip Neri, se trasladaron dos fachadas del siglo XVI que habían sido desmontadas con la apertura de la vía Layetana.  Una de ellas era la sede del antiguo gremio de Calderers de la calle Bòria, la otra, del antiguo gremio de Sabaters..

En los años cincuenta se abrió la avenida García Morato para enlazar con la calle Conde del Asalto, hoy Nou de la Rambla.

En 1957 se amplió y urbanizó la Plaça Nova y en 1959 Adolf Florensa restauró el Palacio Berenguer de Aguilar, actual Museo Picasso añadiéndole arcos y ventanas coronellas.

Y en 1970 se construyó la fachada del Palacio Pignatelli, actual Real Círculo Artístico de Barcelona añadiéndole ventanas góticas recuperadas.

Había nacido el barrio gótico para admiración de los barceloneses.. y los turistas!


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OBRAS CONSULTADAS/AGRADECIMIENTOS

CÓCOLA GANT, Agustín. El Barrio Gótico de Barcelona. Planificación del pasado e imagen de marca. Barcelona: Madroño, 2011.

DELGADO, Manuel. La ciudad mentirosa. Fraude y miseria del ‘modelo Barcelona’. Madrid: Catarata, 2007.

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LA INVENCIÓN DEL BARRIO GOTICO DE BARCELONA

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