El consumo de coñac iba dirigido a un público selecto. En sus etiquetas se mostraban gestas hispanas “Carlos I”, “Carlos III”, “Duque de Alba”, “Cardenal Mendoza”, “Lepanto”, “Independencia”. Sin embargo el anís era de lo más popular. Estaban los anisados de Sevilla y, sobre todo los de Cazalla de la Sierra. Sus etiquetas solían mostrar motivos más castizos “La Asturiana”, “La Castellana”, “La Praviana”, o localista “La Cordobesa”, “La flor de Utrera”, “Ojén” “Rute”, “Chinchón” “Machaquito” o “Bombita”.
Detrás del éxito de Anís del Mono se oculta un nombre propio: Vicente Bosch. Creó una perfecta imagen de marca que llevó al éxito mundial una bebida sin competencia desde hace 150 años: Anís del Mono, el anís más famoso del mundo.
LA FAMILIA BOSCH
Los Bosch era una familia indiana que tenía destilerías y negocios de importación de cacao y tabaco en América. Josep Bosch compró una destilería (1865) al lado de su casa de Badalona. Daba a la calle Mar, 48 donde tenían la bodega.
En 1868 o 1875 su hermano Vicente se unió al negocio y registraron la marca: José Bosch y hermanos. El logo era la imagen de un centauro y una ginebra con un par de pollos.
La factoría se les quedó pequeña. Compraron cinco parcelas (1880) en el barrio del Progreso y encargaron a Joan Amigó i Barriga la construcción de una gran destilería estratégicamente situada en la actual calle de Eduardo Maristany, 115, junto a la vía del tren y la playa.
A su vez abrieron una bodega en Barcelona, primero en la calle Comercio y después en la calle de Banys Nous.
Josep Bosch se asoció con Fuster para la elaboración de champán (Duc de La Croix, Espuma de Oro, Sport y Excelsior) hasta que, ante la imposibilidad de importar vino francés, dejaron de producirlo y la sociedad se disolvió.
En 1897 murió Josep… su hermano siguió con el negocio. “Vicente Bosch anisados”.
Elaboraba jarabe de horchata, jarabe de vinagre Framboise, crema de naranja, jarabe de grosella, anís escarchado, crema de ron, la absenta Suiza, Bitter etc.
Su producto estrella era el anís. Había que elegir el tipo de envasado, las etiquetas de las botellas y carteles para publicitar la marca a nivel internacional.
EL MONO, DARWIN Y LA BOTELLA
El analfabetismo era mayoritario, tener como logotipo a un animal ayudaba mucho a que la marca fuera reconocida rápidamente». Muchas aniseras lucían imágenes de animales en las etiquetas de sus botellas. (orangután, canguro, tigre, murciélagos, pajaritos, macaco, topo, águila, ciervo, leones o gato…).
Vicente encargó a su suegro varios diseños sobre animales. Entre los dibujos de un toro, un águila y un mono, escogió el último… pero quería rizar el rizo decidió cambiar la cara del simio por la del mismísimo Charles Darwin, famoso desde que en 1859 publicase su obra “El origen de las especies…”. No era una idea nueva pues la caricatura del naturalista como simio la había publicado la revista “The Hornet”.
En España estas teorías fueron acogidas por los jóvenes intelectuales krausistas en particular por un discípulo de Francisco Giner de los Ríos (1839-1915), el cántabro Augusto González de Linares (1845-1904) el primer defensor de la teoría de Darwin en la universidad española.
LA BOTELLA
Faltaba un envase diseñado a la altura del producto. Vicente Bosch lo encontró en París. En la plaza Vendôme (1870), cuando entró a una joyería con la intención de regalarle una joya a su esposa. Vió un envase de cristal adiamantado. Convenció al fabricante para que le cediese derechos de reproducción diciéndole “·Usted perfuma a la gente por fuera, yo lo hago por dentro “. Aquella botella exclusiva se convirtió en el icono de la empresa.
LA ETIQUETA
Las etiquetas también se imprimieron en París donde podían ofrecerle el papel couché y los tonos dorados que buscaba. Al llegar el pedido a Badalona se dieron cuenta que la imprenta había cometido un error tipográfico: se había escrito «Destillacion». en lugar de “destilación”… ese pequeño detalle casi imperceptible sirvió para que Vicente Bosch supiese distinguir botellas de anís que intentaban colar como Anís del Mono.
Para promocionar su anís Vicente estableció un concurso para buscar el cartel perfecto. que se anunció en La Vanguardia y en otros periódicos y en ellas se indicaba que “se concederán tres premios, uno de 1.000 pesetas, otro de 500 y otro de 250”, además de otros premios de 200 pesetas si Vicente Bosch lo estimara conveniente.
LA IMAGEN GRÁFICA A CARGO DE RAMON CASAS
Se presentaron 162 obras artistas de renombre. Estuvieron expuestas en la Sala Parés de Barcelona. (1898). Al final el concurso fue ganado por el gran pintor y cartelista modernista barcelonés Ramón Casas i Carbó (1866-1932) con su obra “mona y mono”, Representaba a una “manola” vestida con un mantón de manila que lleva cogido un mono de la mano el cartel “mona y mono”. En realidad, Casas había pintado a una prostituta, lo sabemos el mantón colocado “a la moronga”.
Casas dibujó una serie de carteles de “manolas” que hacían guiños al lujo (el mantón), a la tauromaquia y al flamenco.
Vicente Bosch encargó que le trajesen de América 1 o 2 monos. ¡Recibió un aviso de sólo habían podido suministrarle 52 monos en vez de 102! Habló con Francesc Darder, el director del Zoo de Barcelona para que acogiese en sus instalaciones a sus monos americanos. La empresa se quedó uno de los simios que se expuso en una jaula en el patio de la fábrica lo que dio lugar a que todos se refiriesen a “La fábrica del anís del mono”.
ÉXITO MUNDIAL
La marca tenía representantes en medio mundo (en Buenos Aires, México, Nueva York, Hamburgo, París, Toulouse, Montevideo, Guatemala, Rio de Janeiro, La Habana).
El Anís del Mono era tan famoso que el explorador Jean- Baptiste Charcot (1867-1936) encargó que le enviasen urgente 100 botellas de Anís del Mono para llevarlas consigo durante su expedición al Polo Sur. (1903).
La botella de anís fue reproducida a lo largo del siglo XX por artistas como Juan Gris, Braque, Picasso, Diego Rivera, Salvador Dali, Diego Rivera, José Gutiérrez Solana, Alberto Sánchez, Rafael Barradas, Manolo Valdés o Gironella.
A la muerte de Vicente Bosch (1907), su hijos, Vicente y Francisco multiplicaron las ganancias de la empresa presentándola en todos los certámenes internacionales (como por ejemplo, en la Exposición Universal de 1888 en Barcelona o Exposición Universal de París (1910) donde presentaron un espectáculo de fuegos artificiales junto a su stand.
Sus campañas publicitarias eran millonarias. Llevaban lemas como “Famoso en todos los países” y “Sabor de España en el mundo”.
En 1909, en Bruselas se instaló el rótulo luminoso de la marca. En 1913 colocó otro luminoso en la Puerta del Sol y unos meses más tarde otro en la Plaza de Cataluña de Barcelona. A partir de 1910 la empresa se enfocó únicamente en la producción de su producto estrella: su anis.
SU SABOR CARACTERÍSTICO
El secreto de Anís del Mono es la equilibrada combinación de alcohol, un jarabe hecho con agua y azúcar de caña, regaliz y anís estrellado de sus fincas de la Puebla de Almoradiel y Quintanar de la Orden y elaceite esencial de matalahúva procedente de Andalucía.
En 1.975 Francisca una de las nietas de D. Vicente Bosch vendió la fábrica al grupo Osborne. A partir de entonces el Anís del Mono volvió a centrarse en el mercado nacional con la campaña “Volvamos al mono”. Actualmente, el 50% de la producción de esta bebida espirituosa se utiliza en las pastelerías.
En 2012 -gracias a la renovación urbanística de la costa de Badalona- se inauguró una escultura representando al mono de la marca, obra de Susana Ruiz. Está situada junto al Pont del Petroli un antiguo pantanal de carga y descarga de barcos construido en 1879.
Hace un año (2021) la empresa tenía 20 trabajadores en la factoría de Badalona. Hoy hay solo tres, y es que el embotellado se realiza en la factoría de Puerto de Santa María (Cádiz). En Badalona, además del anís, se elabora también el licor Aromas de Montserrat.
La icónica botella de anís ha salido en películas como «Donnie Brasco» (1997), y en «Ocho apellidos catalanes«, en «No habrá paz para los malvados» (2011), y en video clips como ‘Pienso en tu mirá’ de Rosalía, el tiny desk de C. Tangana, grabado para la radio estadounidense NPR junto a La Húngara, Alizzz, Kiko Veneno o Antonio Carmona.
No podemos olvidarnos de que de la textura de la mítica botella nació una tradición navideña: rascar la botella de anís del mono que, a modo de instrumento, acompañaba a los villancicos.
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AGRADECIMIENTOS
Maria Dolors Nieto Sabater
Ángela Zorrilla
Agustín Sánchez Vidal, “Sol y sombra”
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http://manuelblaseis.blogspot.com