Estamos en el frente de Bélgica el día de la Nochebuena de 1914.
No hacía un mes (7 de diciembre de 1914) que el papa Benedicto XV había rogado una tregua… aunque fuese por lo menos durante una noche… pero su suplica cayó en saco roto.
Unos 100.000 soldados se estaban jugando la vida, eran franceses y británicos que estaban combatiendo cerca de la ciudad belga de Ypres contra los alemanes que pretendían acabar de tomar el país para marchar hacia París.
Los soldados llevaban meses en las trincheras con el barro hasta las rodillas, lejos de sus familias a las que no sabían si volverían a ver algún día.
Al llegar la noche del día 24, los soldados aliados empezaron a divisar lucecitas en las trincheras alemanas. Todo presagiaba que iba a reiniciarse el ataque …
Nadie esperaba lo que se desarrollaría en las próximas horas…En las trincheras alemanas los soldados estaban exultantes pues por orden del káiser Guillermo II.
Todos habían recibido un pipa y raciones extra de pan, latas de carne, tabaco, salchichas para subirles la moral por unas horas. Sobre el borde de la trinchera abetos iluminados que también habían recibido… y de forma espontánea, empezaron a cantar “Stille Nacht”, Noche de paz acompañados de armónicas y gaitas.
Desde las trincheras británicas algunos soldados se unieron cantando el villancico en ingles…al final todos los soldados, ingleses, franceses y alemanes cantaban al unísono a la navidad.
De pronto un soldado inglés, Willie Loasby dejó su posición en su trinchera con un pañuelo blanco colgado de su bayoneta para avanzar muy despacio entre los alambres de espino hacia la tierra de nadie que los separaba de las líneas enemigas.
Llevaba en la mano una botella de whisky que dejó en el suelo junto a la trinchera enemiga gritando ¡Merry Christmas!.
Los aliados no acababan de comprender si era una trampa o un pacto de alto el fuego…Los hasta ahora enemigos abandonaron sus respectivas madrigueras para avanzar por “tierra de nadie” …para fundirse en abrazos y fumar y beber juntos recordando sus vidas antes de la guerra.
Alemanes y británicos, olvidando sus uniformes empezaron a intercambiarse tabaco, chocolate y alcohol. Juntos encendieron grandes fogatas para sofocar el frio que los calaba hasta los huesos.
Se aprovechó también la tregua para enterrar a los muertos celebrando misas conjuntas.
Un par de soldados ingleses barberos de profesión comenzaron a cortar el pelo de manera gratuita a los enemigos y un soldado alemán payaso amenizó la rara velada con sus malabares.
Un soldado sacó un balón, le pegó un chute… sin necesidad de un arbitro, disfrutaron de un partido de futbol, un verdadero regalo caído del cielo:. ¡Ingleses y franceses contra alemanes!… al final ganaron los alemanes por 3-2.
La noticia de la tregua llegó a los cuarteles generales de ambos bandos, esa espontánea confraternización no fue bien vista. Se dieron ordenes de continuar luchando bajo la amenaza de un consejo de guerra si desobedecían.
A la mañana siguiente muchos soldados dudaban entre seguir la tregua o continuar con la batalla estaban decididos a no enfrentarse pero los mandos de ambos bandos amenazaron a los soldados que no quisiesen seguir batallando.
El 26 de diciembre, el día del “Boxing day” inglés, un capitán médico británico escribió la frase “feliz navidad» en una sabana, y la mostró a los alemanes desde el parapeto.
Entonces, un oficial alemán escribió “gracias por todo” en otra sabana y la mostró a los británicos… a las 8 y media de la mañana acabó el milagro navideño en Ypres… y se reanudaron los combates…
Al otro día los británicos salieron de la trinchera para caminar entre los cadáveres de los jóvenes alemanes que, por una noche habían sido amigos.
En otros frentes la tregua se prolongó hasta el día de Año Nuevo… Los soldados germanos que participaron en la tregua fueron enviados al frente oriental y cientos de franceses fueron fusilados…
El sinsentido de la guerra continuó 4 eternos años más… acabando con la vida de 60 millones de jóvenes obligados a ir a morir por su patria. “La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen ni se odian se matan, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan”.
Los gobiernos alemán, francés e inglés intentaron silenciar las noticias sobre el inaudito alto el fuego. Fue The New York Times quien dio por primera vez la noticia el 31 de diciembre de 1914.
En el campo de batalla donde se celebró el partido, como homenaje, se construyó en 2014 un campo de futbol.
El último sobreviviente de éste acontecimiento murió en Newtyle (Escocia) en noviembre de 2005 a los 109 años. Él y otros soldados lograron dejar por escrito las anécdotas de la insólita tregua que luego fueron usadas por la cadena británica de supermercados Sainsbury’s para grabar anuncio publicitario para televisión.
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