En 1872, Sir Richard Wallace, un filántropo millonario inglés, encargó al escultor francés Charles Auguste Lebourg el diseño de diferentes fuentes para ayudar con los problemas de abastecimiento y distribución de agua en París.
Wallace era un personaje muy respetado como coleccionista de arte. Durante la guerra franco-prusiana (1870-71), se destacó por su filantropía en París, financiando un hospital y repartiendo víveres.
Sir Richard Wallace tuvo la idea de crear las fuentes cuando estaba sediento en París y pensó en los que no podían satisfacer esa necesidad.
Donó unas cincuenta fuentes a París y a varias ciudades europeas, entre ellas Barcelona. Sin embargo, una investigación sugiere que las fuentes llegaron a Barcelona por iniciativa de la Sociedad General de Aguas de Barcelona (SGAB) como reclamo publicitario. No hay documentos ni actos protocolarios que confirmen la versión romántica de que Wallace regaló las fuentes a Barcelona.
La fecha exacta de la instalación de la primera fuente Wallace en Barcelona se desconoce. Algunos historiadores sugieren que se trajeron de cara a la Expoción Universal de 1888, sin embargo, una viñeta satírica de L’Esquella de la Torratxa del 30 de septiembre de 1892 muestra, con sorpresa, la reciente instalación de una fuente en la Rambla.
Había tres modelos: uno grande, uno más pequeño y otro para incrustar en muros.
El modelo grande y elegante debía ser un símbolo de hermandad entre los habitantes de Europa después de la guerra.
Los ejemplares originales de fuentes Wallace en Barcelona están personalizados con el escudo local y una inscripción alusiva a la empresa suministradora.
Barcelona sufrió varios brotes de enfermedades infecciosas en el siglo XIX debido a la contaminación del agua. Las fuentes Wallace informaban que el agua no provenía de depósitos sino de un contador. Tenían un texto que decía “Agua tomada directamente del contador”, lo que en su momento no era banal.
En las fuentes Wallace originales para beber se necesitaba un recipiente. El agua brotaba del centro de la cúpula y las cariátides impedían acercar la cabeza al chorro.
El sistema original de vasos atados con cadenas a unos elefantes dorados era poco higiénico porque los vasos se tocaban con las manos de las personas que bebían agua, y así se transmitían gérmenes. El sistema se descartó por poco higiénico. En su lugar, se añadió una pileta en forma de concha con surtidor para poder beber.
Son de hierro fundido y miden 271 cm de alto y pesan 610 kg. Tienen cuatro cariátides que sostienen una cúpula con cuatro peces y una lanza. Las figuras representan la bondad, la simplicidad, la caridad y la sobriedad. También simbolizan las cuatro estaciones. El simbolismo está presente en toda la fuente.
Solo quedan dos fuentes Wallace originales en Barcelona. En Rambla frente al Museo de Cera actualmente retirada por las obras de la vía y otra en Paseo de Gracia con Gran Vía.
Hay una réplica en Gran Vía con la calle de Marina, otra en la Diagonal entre las calles de Valencia y Roger de Flor) y una tercera en las Ramblas frente al hotel Oriente y En el Paseo de Picasso de Barcelona se encuentra una fuente Wallace que, en lugar de las clásicas cariátides, presenta cuatro figuras de preadolescentes: dos niños y dos niñas, semi desnudos, sostienen la cúpula de la fuente con sus cabezas.
Si te ha gustado éste capítulo te remitimos a otro capítulo en el que hablamos, en general, sobre la historia de las fuentes públicas de Barcelona.
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